Serendipity ✧ kookmin

048.

Jungkook acariciaba con delicadeza el cabello de Jimin, cuyo tinte gris había desapareciendo conforme pasaron los días, dejando un suave color rubio como restante.

Se encontraban en el jardín del hospital, sentados bajo la sombra de un árbol. Jungkook apoyaba su espalda en el tronco mientras que Jimin estaba acostado en el pasto cortado con su cabeza reposada en el muslo del castaño.

Este último se disponía a porporcionar suaves caricias a su amado quién tenía una pequeña flor en sus manos y jugueteaba con ella.

Habían pasado unos tres días y hoy por fin debían abandonar dentro de unas dos horas el hospital. Juntos pudieron salir de aquella difícil etapa, apoyándose mutuamente en los últimos días, cómo la pareja que eran.

Jungkook fue él brazo en el que se sostuvo Jimin cuando tuvo que volver a caminar. Y él que le decía en cada despertar que seguía siendo hermoso aún con heridas.

Jimin estuvo ahí cuando a Jungkook le debían quitar el vendaje de su nariz, diciéndole que le mirara a él para que no le doliera.

También fue él quién obligó al terco Jungkook a comer la asquerosa comida del hospital, ofreciéndosela cómo si fuera un niño de cinco años en modo avioncito.

Al igual que minutos después estuvo a su lado, sobándole la espalda, cuando Jungkook salió corriendo a vomitar y también él que después limpió los restos de su boca delicadamente con un pañuelo, mientras le susurraba que no pasaba nada.

Jungkook era quién colocaba la pomada sobre sus heridas y le daba su medicina a Jimin, prometiéndole que si no la tomaba no le daría un beso cómo recompensa.

Jimin intentaba calmar a Jungkook cuando fue obligado a someterse a tres exámenes de sangre, pues según el castaño "era fuerte pero no creía soportar tantas punzadas". De alguna manera, el mayor se las ingenió para tranquilizar al menor, talvéz prometiéndole ciertas cosas muy comprometedoras.

En fin, en eso se basó resumidamente esos tres días en los que Jungkook y Jimin pasaron momentos difíciles pero con la ayuda del otro pudieron salir de ellos.

Volviendo a la realidad. El clima era nublado pero aún así algunos rayos del sol lograban escaparse por los agujeros de la copa, unidos a una suave brisa que le regalaba completa paz al lugar en el que ahora la pareja permanecia en un total silencio para nada incómodo. Sólo se sentían a gusto con su simple presencia.

Sumidos en una extrema tranquilidad, Jeon decidió comenzar a hablar de algo que realmente le inquietaba y preocupaba desde hace días.

—Jimin —le llamó.

El nombrado levantó su mirada encontrándose con los oscuros ojos de su novio.

—¿Qué sucede, Kook? —preguntó mientras observaba lo angelical que se veía el castaño en esa posición: podía ver su mandíbula contorneada y el cómo los rayos de sol detrás de él delineaban su figura, provocando que su cabello fuera más claro de lo normal sumándole la vista de la copa del árbol detrás suyo.

Jungkook acomodó un cabello rebelde de Jimin antes de hablar.

—Hay algo que quiero saber.

El mayor frunció el ceño y ladeó su cabeza.

—¿Qué es?

Jungkook suspiró.

—¿Pudieron llegar en un acuerdo tú y él señor Park? —preguntó.

Jimin bajó la mirada, observando ahora unos pájaros recoger algo del suelo.

—Sinceramente, no lo sé —respondió.