El destino de una geisha

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Hace muchos años en la época feudal, en el Japón antiguo donde los cerezos florecían al atardecer, el sol se ocultaba entre las montañas, los ríos llenos de flores de loto y una gran guerra dejaba a su camino derramadas miles de gotas de sangre. Una geisha, una mujer de elegancia, una mujer de arte pero ojo, una geisha no es lo que muchos creen que son, no es una mujer que se venda por un poco de dinero, no, ella es una mujer respetable, un artista, una belleza del universo.

Minako, una joven de 17 años, aprendiz de una gran geisha en su época, vivía en una pequeña casa en el distrito yamanaka, una ciudad muy conocida por la educación y preparación de toda una geisha, en ese pequeño lugar rodeado por árboles de cerezos, Colindando con un río de aguas tranquilas, que en su época se llena de flores de loto, con una gran cantidad de peces japoneses, un verdadero paisaje, un lugar muy lindo lleno de árboles, aves y gran cantidad de flores.
Minako pertenece a una familia Pobre, así que fue vendida por su padre a la casa de geishas de dicho lugar,sólo tenía 7 años cuando su familia La abandonó y la cambió por un poco de dinero, desde ese momento ella empezó a odiar a su padre, cómo es que pudo haberle hecho eso, pero que más da, así son los negocios, así fue destino,  tal vez los dioses así lo requerían, quien sabe, eso es lo que ella quiere creer para al menos poder perdonar el alma de su familia por hacerle tal atrocidad. Cuando fue recogida de su hogar fue llevada desde un pueblo muy lejano y lo único que veía en todo el camino eran paredes de frías maderas de una vieja carroza, que rechinaba y rebotaba por los rocosos caminos, durante todo el trayecto que fueron más de 3 días solo le dieron unas míseras porciones de arroz con las cuales estaba muriendo de hambre más sin embargo era de su costumbre casi no comer. Al llegar a su destino ya había anochecido y por los huecos de La carroza sólo podía ver gente pasando, luceros en las calles y unos cuantos caballos, atravesaron un puente y llegaron a una pequeña casa con puertas enormes de madera, parecía una cárcel, tenía barrotes en todas las ventanas y la puerta estaba recubierta de acero, cómo podría ser ese su destino, ella no había hecho nada malo, no entendía porque un lugar tan horrible sería su paradero, una mujer anciana más o menos de unos 56 años abrió la puerta de la carroza y le dijo que se bajara y se acercara a la luz, ella se colocó debajo falero, con el cual la luz de la luna y la luz amarilla hacían resaltar su hermoso y claro tono de piel, sus ojos cafés profundos y un poco entristecidos un cabello lacio, largo y negro como la noche, una figura delgada con los rasgos del rostro muy finos, aquella mujer se sorprendió a ver la belleza de tal pequeña niña, agradeció el servicio del señor que conducía La carroza, le dio su pago y el señor se fue, la mujer le dijo a minako que entrara a la casa, asustada ella entró y la señora cerro bruscamente aquellas enormes puertas, estaba muy espantada, qué iba a pasar, por qué estaba ahí no sabía nada, entraron a una pequeña sala de estar, la anciana le dijo que se sentara y tomará un poco de té, le ofreció unas galletas y tosió un poco para llamar su atención y la anciana comenzó a hablar -Bueno supongo que no sabes qué haces aquí, bien,  pues creo que como estas con el autoestima baja porque tu familia te vendió debo explicarte para que pagamos, tú pequeña niña, serás una geisha, te convertirás en un artista, en una dama, en una aportación de pasión y deseos, cuando seas grande los hombres pelearán como perros por ti- minako estaba sorprendida nunca se imaginó que el destino la llevará algo tan hermoso, todavía no entendía bien lo que era una geisha pero la verdad no sonaba mal y sin en serio sería un artista, sería reconocida por mucha gente y tal vez su destino no sería malo, la anciana le dijo que se fuera a dormir que había sido camino muy largo y necesitaba descansar ya que no se podía dar el lujo de tener ojeras, la acompañó hasta una muy pequeña habitación en la que sólo que había una cama, dos burós,un pequeño tocador con espejo y un clóset muy pequeño a pesar de eso es el primer cuarto que tenía para ella misma, pues en su casa no tenían ni cama, dejó su pequeña bolsa con sus pertenencias más valiosas en la cual guardaba una pequeña peineta de su madre, una moneda de 5 yenes la cual se la había ganado en una apuesta con su padre, un pequeño peluche qué le había hecho a su abuela y un pequeño cepillo de madera qué le había obsequiado su hermana mayor, el peluche lo colocó sobre su almohada, la peineta y el cepillo sobre el tocador y la moneda de 5 yenes la metió en un cajón de su buró se acostó, se cobijó y se quedó dormida profundamente. A la mañana siguiente fue despertada por aquella anciana que tocaba bruscamente la puerta de su cuarto, se despertó de un brinco y abrió la puerta la anciana le dijo gritando y un poco molesta que ya era tarde que se apresurara, le dio un cambio de ropa un pequeño kimono de algodón unos calcetines largos y unos zapatos con una pequeña plataforma la anciana cerró la puerta y se fue, Minako se cambió rápido y salió de su habitación, y así comenzó la historia de Minako...

Continuara

Un amor secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora