Shinobi

Hinata

Pov,. Hinata

Todos me han dejado...

Papá, Neji, Hanabi... Incluso Naruto

Era evidente que en aquel lugar no había espacio para mí...

(...)

Han pasado más de un año desde que comencé a vivir a las afueras de lo que ahora queda de konoha.
Las cosas, han cambiado. Me oculté tras un árbol observando la escena, en ocasiones eso me servía para matar el tiempo y darme cuenta que ese ya no era mí hogar.

Suspiré.

A lo lejos veía a Sakura con un bebé en brazos y un Naruto feliz. Naruto cargo a la pequeña y la meció de arriba abajo, ambos reían hasta que Naruto lanzó al bebé al aire, Sakura palideció y le arrebató a su hija mientras le daba un golpe y un regaño.
Al contemplar aquello no pude salvo esbozar una sonrisa.
"Son una familia, una familia feliz"

Naruto... era feliz.

Y aunque me costará admitirlo, yo no era parte de aquello.

Unas inmensas ganas de llorar se atoraron en mi garganta y me recargue en el árbol dándoles la espalda.
Porque aunque me alegraba que fuesen felices no podía dejar de pensar "yo lo amé primero"
Mis ojos se humedecieron e intenté mirar al cielo para evitar que salieran las lágrimas. Y en eso.
-¿Sasuke Uchiha?- susurré en voz baja
Al parecer no era la única que vigilaba la aldea a escondidas.
En la copa de un árbol él también observaba a lo lejos. Creo que después de todo, algo le importaba la aldea. Y con ese pensamiento en mente decidí partir.

Cuando de repente alguien me atacó desprevenida.

-¿Que haces aquí?- me pregunto mientras me inmovilizaba en contra de un árbol, desvíe la mirada al suelo.

Quería irme. Sasuke miro al rededor para asegurarse de que estuviera sola y fue cuando vio a Sakura y Naruto.
-Ya entiendo-dijo calmado y me soltó-así que veniste por el idiota- me sonroje sintiendone descubierta-No deberías, solo te dañarás a ti misma- me molestó su comentario

-Sasuke, no deberías meterte en asuntos que no son tuyos-conteste molesta y salí corriendo

Llegué a casa sintiendome estúpida, después de ver al idiota de Sasuke no tenía ni ganas de llorar.

Talvez tenía razón, pero él no tenía derecho de decirme aquello.

(...)
Pasaron varios días, dejé de ir a la aldea.

Últimamente detectaba presencias extrañas con el byakugan. Pero nunca lo suficientemente cerca como para alarmarme.

Y así fue como un día en la noche alguien llamo a la puerta de la pequeña cabaña donde vivía.

Cautelosa abrí la puerta para toparme con un Sasuke mal herido en mi entrada.

-¿Sasuke?-