520 Cens

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Disclaimer: FullMetal Alchemist es una obra escrita por Hiromu Arakawa.

Personajes: [Roy Mustang] [Edward Elric]

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Roy Mustang dejó de lado los papeles que había estado revisando por horas, juntó sus manos frente a su mentón y sus labios ser curvearon en aquella socarrona sonrisa que parecía tener reservada únicamente para el mayor de los Elric.

-Acero,-dijo con peculiar alegría Mustang-quiero decir, Edward Elric o será Rockbell-corrigió.

Las mejillas del rubio se tiñeron de un suave color carmesí, esa estúpida broma le recordaba a lo poco romántica de la proposición que le había hecho a Winry.

-¿Qué hay?,-saludó con ese tono descuidado que siempre lo había caracterizado-gracias por el café-terminó por decir cuando uno de los hombres del ahora Führer colocó una taza frente a él.

Ambos permanecieron en silencio, Elric con la mirada fija en el enorme retrato que Roy había mandado a hacer unas semanas después de obtener el puesto de Führer, no le cabía la menor duda que aquella pintura solo era otro tributo a su ego.

-Que mal gusto,-murmuró Ed, llevando la pequeña pieza de cerámica hasta sus labios y bebiendo por completo el contenido-solo he venido a pagar mi deuda-continuó el hombre, se puso de pie y caminó con decisión hasta quedar frente a Mustang.

Los ojos del militar se abrieron de par de par ante el brillo de la moneda que Ed colocó sobre su escritorio. Roy echó hacia atrás su silla y una sonora carcajada inundó la oficina.

-Aún te faltan veinte cens-mencionó Mustang después de recuperar el aliento.

-Tacaño,-respondió el rubio mientras sacaba otro par de monedas de su bolsillo-quinientos veinte cens-continuó diciendo con nostalgia.

-Silencio, ¿acaso eres un estafador?-bromeó, igual que en aquella ocasión cuando Ed decidió adquirir esa estúpida deuda.

-Vendré a verte muy pronto,-se despidió el mayor de los Elric-quizás puedas venir a probar el pastel de manzana de Winry, hasta yo debo admitir que sabe bien-finalizó, después sencillamente sonrió y se fue.

Roy observó las pequeñas piezas de metal, las palabras del que en aquel entonces solo era un adolescente resonaron en su cabeza-"te pagaré hasta que logres justicia en este país"-. Jamás le diría a Edward que ese par de monedas habían significado una pequeña redención para su ser.

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