La princesa equivocada

11 0 0
                                    


El polvo solía asfixiar a Rea con la facilidad con que lo haría el agua. Subía por sus venas reptando con lentitud, cubriendo cada resquicio y supliendo la sangre. Cálido, como un fuego fatuo que se colaba en su interior y volvía la piel brillosa y transparente.

Ya no le daba miedo. Antes sí, cuando veía la cara horrorizada de su madre al descubrir que su hija centelleaba como una estrella del firmamento. Pero Clarisse Ridzel también había aprendido a no temer, y cuando el polvo empezaba a hacerse visible bajo la piel pálida de Rea le permitía quedarse en casa como si tuviera un resfriado cualquiera.

El problema era que nunca le había sucedido en la escuela, hasta ese día. Estaba en clases de física cuando su temperatura corporal disminuyó en su totalidad y las primeras regiones de su piel se aclararon. Se trataba de las venas de su cuello. Siempre comenzaba ahí. El polvo se extendía desde su corazón hasta sus dedos.

Como la sangre.

Rea captó el destello de algo refulgente sobre su cuaderno. Cuando se volvió hacia la ventana para ver qué producía aquella extraña sombra tuvo que ahogar un grito. La arteria que recorría su cuello irradiaba luz, diminutas motas de polvo de colores como diamantina circulaban dentro de ésta. A menudo Clarisse bromeaba diciéndole que era polvo de estrellas, pero eso era porque su profesión era de astrónomo y solía encontrar en todos lados algo que relacionar con el universo. Nunca la había llevado a un médico, ni siquiera las primeras veces, porque si había algo de lo que las dos estaban seguras era de que no era una enfermedad que se pudiera tratar con medicamentos.

Se tapó el cuello con la bufanda que había sacado de casa. Afuera nevaba y un manto plateado cobijaba la calle. Rea se excusó con la profesora y salió del salón. Si el nerviosismo se le notó en el rostro, nunca lo supo. No se quedó lo suficiente como para echar un vistazo hacia atrás.

Marcó el número de Clarisse. La línea sonó un par de veces antes de enviar al buzón. Rea caminó con impaciencia por el solitario pasillo, la bufanda se le resbaló y notó que las manos le temblaban cuando volvió a marcar el teléfono. Su madre no contestó.

No había de otra, tendría que volver a casa sola e intentando que su piel no se viera. Salió por la puerta principal con la mochila colgada al hombro. Hurgando en sus bolsillos, se dio cuenta de que no tenía ni un centavo. El polvo la había tomado desprevenida.

Para llegar al departamento donde vivían tenía que caminar varias calles y cruzar la Plaza de la Santa Cruz. Rea no perdió tiempo y cuando menos se lo esperaba ya había recorrido un par de cuadras.

El polvo escalaba por sus venas como si tuviera garras, y Rea descubrió a mitad del camino, después de ver su reflejo en el vidrio de un auto, que la bufanda ya no era suficiente. El polvo subía por la arteria hacia su mandíbula por el lado izquierdo. Se soltó el pelo, negro como el de su madre, y dejó que los mechones, ligeramente rizados, cubrieran su cara. Había olvidado cuántas calles había dejado atrás.

La plaza estaba abarrotada de gente. La mayoría de recorridos turísticos preferían llevar a las personas a otros lados de Florencia, pero algunos todavía iban a dar a la basílica que, además de ser un edificio muy hermoso, tenía los restos de Galileo Galilei. Clarisse le había contado que esa había sido una de las principales razones por las que había comprado el departamento. Ellas solían visitar a Galilei con más frecuencia que otras personas.

Rea iba tan sumida en sus pensamientos que no se fijó cuando otra muchacha se puso en su mismo camino. Chocaron con un estruendo y sus cráneos se golpearon entre sí. Rea dio un grito ahogado. Estaba en el suelo, pero no tenía tiempo de disculparse. Sus manos empezaban a resplandecer y Rea sabía que sus brazos estarían ya llenos por el polvo. La otra muchacha era tan hermosa que tuvo que fijarse en ella cuando se levantó. Por un doloroso instante le pareció ver el polvo reflejado en la piel de la otra chica.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Oct 24, 2017 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Polvo de estrellasWhere stories live. Discover now