Algo en comun

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Al día siguiente me acerque a ti de nuevo, estabas dibujando, una muñeca bastante aforme pero así sea te gustaba dibujar, yo también lo hacia así que fue de lo primero que hable, -¡hey! Deberias dibujar el cabello con trazos ligeros quedara mas natural- automáticamente levantaste la vista y me diste una sonrisa de boca cerrada, yo, como siempre ataque con mi sarcasmo -me encanta como le sonríes a todo el mundo- reiste sonoramente, contagiándome en el acto.

Nunca existio un hilo rojo que nos unieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora