Aquí estaré

El Reencuentro

6:00 am
Suena mi alarma que me levanto de un respingo. Llevaba aún la misma ropa de anoche. Tan cansada estaba que me quedé dormida de plano, sin cenar ni nada. Ya me estaba empezando a sonar la barriga. Me percaté del rímer esparcido en mis ojos como mapache. Hasta tenía las marquitas de saliva seca cerca de mi labio. Y ni hablar de mis lagañas. Estaba hecha un desastre.

Decidí desayunar algo ligero. Un par de pan integral con aguacate y huevos duros. Con un chorrito de néctar de naranja desde la cajita.

-¡Usa vaso Eleanor! ¡Que te he dicho de esa forma de tomar!

A mamá no le gusta que lo haga así, ella quiere que sea más delicada, mas femenina.
Vale que ustedes dirán: "Pero al menos hazlo de forma civilizada.'
Eso es cierto pero estaba muy apurada. Hoy si o sí tenía que llegar temprano a la escuela. Tenía las invitaciones para repartir y después de que el profesor de Álgebra me lo pidiera no acepté, solo hasta que dijo que me daría unos 5 euros.
Así que por lo menos debía ser puntual. Sin duda uno de mis mejores atributos. Michael me estaba esperando afuera. Ya estaba lista. Listón, falda y blusa impecable. Una firme coleta. No de esas gruesotas. Sino de las modestas y sutiles que molan bien. Mi perfume sabor frutal. Y mi casaca de colegio. No se me olvidaba nada.
Libros, mochila y llaves. ¡Lista!

-Te gritaron otra vez por tomar de la cajita cochina?
-Estaba apurada dije!
-Jaja Vamos andando que llegaremos tarde. Anda dadme esos libros sino se te van a caer en el charco.
-Ha llovido toda la noche... Ni pude ponerme mis botas favoritas. -dije triste, vi que Michael me miro con extrañeza.
-¿Qué?-repliqué
-Nada solo me causó ternura el puchero que hiciste. Es todo.-dice riéndose y vuelve a mirarme de lado. Me pongo nerviosa.
-A ver, hazlo otra vez!-añade.
-Noo. Y deja de mirarme.
-repuse. El tan solo hacer contacto visual me hacía ponerme como tomate.
-¡Ay noo, no me puse mis botitas favoritas! -dice imitándome, lo cual se ve bastante gracioso.
-Eres un toli.

Llegamos a la escuela. El profesor de Literatura estaba explicando acerca de la obra nueva con que íbamos a terminar el semestre. "Romeo & Julieta". Que aburrido.

-Silencio alumnos. Al parecer tienen algo que deciros los del departamento auxiliar. ¡Silencio!- dice impaciente el profesor sin éxito en poder callar a sus propios alumnos.
Habían entrado los auxiliares ha tomar lista de los alumnos que se habían escritos como voluntarios a repartir las invitaciones.
Aproveché en decirle a Michael lo obvio.
-Caray Michael, Morgan no ha venido. Ella iba a ayudarme a soportar el roche de pasar en cada salón con las invitaciones.
-Que la pifiao Morgan. Bueno al menos recordad los 5 euros. -se ríe, aguantándose.
-Venga Michael, no me dejéis sola. -Me esforzaba por ser clara sin hacer ruido. Este Michael se hacía de rogar. Bastante plasta.
-Sánchez? -toma lista la auxiliar.
-Porfa Michael-le ruego.
-Ni de coña Eleanor. -replica él.
-Señorita Sánchez. Acérquese.-dice la auxiliar a punto de perder la paciencia.
-Te comparto de mis 5 euros.-dije lamentándome.
-Hecho. -Michael sonríe feliz de un tirón.
-Presente! -digo aliviada.-Morgan no ha venido. Puede Díaz acompañarme?
-Umm es eso cierto? A ver, a ver, a ver... Claro. Que bueno que coopereis así con el colegio. ¡Que buena actitud tienen sus alumnos profesor Lane! Cuál es tu apellido?
-Díaz. Michael Díaz.-Responde tranquilo, mientras que nuestro profesor sacaba pecho. 
-De acuerdo. Vengáis que no nos queda mucho tiempo chicos. Permiso, hasta luego profesor. -nos apura la auxiliar. Todos nos miraron con cara de 'chupamedias'.

Que excelente amigo tengo. Pero al menos le había conseguido que Michael me acompañe. Así el sufrimiento se parte por la mitad. La auxiliar nos dió unos ridículas muñequeras naranjas como identificación con nuestros nombres. Nada necesario. A nadie le importa quién eres, sólo quieren el pase para el baile.  Mientras tanto, empezamos a pasar salón por salón. Desde los más pringaos, hasta los más guays, de hecho. Todo una maratón. 
En serio que cansaba esto de ir a cada bendito salón. Me dolían las piernas. Ya veía porque cada año habían menos voluntarios. Al menos podía conversar con Michael. Le quedaba muy mona esa muñequera y con esa sonrisa pícara animaba hasta la más nerd del salón a que considere ir al baile. Algo natural en él. Muy lindo.
Me gustaba estar con Michael, además de ser los mejores amigos, algo de él por momentos me llamaba la atención. Pero ni mencionarselo, sino pesaría mal. Ya lo conozco. Las cosas están mejor así. Quizá podía ser mi compañero de baile. Y aguantarme la vergüenza de ir sola.

Estábamos en eso de ir o no a la fiesta anual de la escuela. Según los profesores, ni tenías la opción de no asistir porque te bajaban 5 puntos de tu score final. Hasta que sin verlo venir, ya nos acercábamos al último salón del último año. Al fin.

-¡Que chorrada! -me dice Michael. Frustrado.
-Lo sé. Cada vez se las arreglan más para obligarnos a ir a su menuda fiesta.
-Eleanor Sanchez, lo dices porque no tienes pareja para el baile verdad? - Suelta una risita. Le había dado al clavo. Era cierto Michael me conocía tan bien. Aunque habían ciertas cosas que no nos habíamos actualizado. Me puse rojísima.

-Venga entraos ya. Este es el último salón. Ánimo chicos. -nos consuela la auxiliar, interrumpiendo así la pregunta pendiente de Michael. Suspiré de alivio.

Entramos finalmente. Como siempre una bulla y conjunto de silbidos que te dejan sordo. Que pesados. El salón estaba repleto.
No me molesté si quiera en mirarlos, pase por cada asiento, quería acabar de una vez con esto. Empecé a repartir las invitaciones. Michael estaba del otro lado haciendo lo mismo, derritiendo a las chicas sin quererlo. En fin, volví mi mirada gacha con lo que hacía. De pronto cuando me pasé a la siguiente carpeta noté unas piernas largas que me estorbaban el paso. Fui subiendo mi mirada sorprendida de empezar a reconocer quién era y aterrada esperando de que mi predicción fuera falsa, anonadada me quedé en estado de shock. 

No puede ser. Ese cabello castaño...

-Con que tu nombre es Eleanor.