Despertar

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Abrir los ojos a la consciencia había supuesto para ella un esfuerzo titánico, movida por el anhelo de volver a perderse en esos ojos verdes que habían cautivado su alma desde lo más profundo, que la habían enamorado sin remedio alguno.

Abrir los ojos y encontrarla a su lado fue un bálsamo a todas las heridas de su interior, curó sus miedos, su tortura mental, el hecho de haberla tratado de esa forma tan egoísta aunque acertada, seguía pensando que no era ella quién debía hacerla feliz, había demasiados factores insalvables que las separaban y aun así, cercana su muerte, supo que no podía vivir sin ella, que egoístamente buscaría retenerla a su lado pues la vida le había sido devuelta y quería vivirla con Lexa entre sus brazos.

Las palabras de la castaña bailaban en sus oídos, sin saber si fueron producto de su anhelo profundo, un eco de su mente. Lexa la había besado, era cierto, pero jamás hablaron de ese beso y de las emociones que despertó, jamás porque ella misma moría de miedo. Quizás todo se había mal interpretado, Lexa la quería, eso era un hecho indiscutible, pero ¿Cómo la quería? Sería como madre, como amiga, ella era alguien a quien admiraba y veneraba, era quien le había ayudado a coger su vida y enderezarla, a salir del infierno, demasiados hechos a sus espaldas que podían confundir los frágiles sentimientos de la castaña, demasiado joven y aun aprendiendo a vivir.

Necesitaban una conversación larga, serena, unas palabras para colocar en su sitio los sentimientos que bailaban en su estómago pues, a pesar de que la amaba, jamás haría nada que pudiera dañarla, Lexa y su felicidad estaban por encima de todo. No iba a rendirse sin luchar, quería estar con ella pero no dejaría jamás que su lucha fuese perjudicial para su niña, siempre la protegería aunque tuviese que morir por dentro y aceptar que le pertenecía a otra persona.

Hablar se volvió una misión imposible desde que despertó, al menos a solas ya que no dejaban de entrar médicos y enfermeras a hacerle pruebas de todo tipo, al igual que Raven, Anya y Gustus que no se apartaban de ella ni un solo instante, si no era uno era el otro y, aunque apreciaba su cariño y su apoyo, deseaba más que nada quedarse a solas con Lexa, a la que no había visto desde que despertó.

Se atrevió a preguntar tímidamente por ella y Anya le contestó que le había mandado a casa, que la muchacha no había dormido dos horas seguidas desde que Clarke había entrado al hospital y estaba visiblemente agotada, al saber que había despertado y no iba a morir podría dormir tranquila unas horas más y recuperarse de ese fatídico ritmo de insomnio y cafeína que llevaba encima.

Agradeció el gesto de la profesora aunque le hervían las entrañas de necesidad, había despertado por ella, por Lexa y se había marchado, no estaba a su lado. Anya siguió hablando ajena a la enorme desilusión de la rubia, pues esperaba verla y poder aclarar con ella si sus palabras fueron producto de un sueño o era verdad que la amaba, hasta que las palabras de Anya la atravesaron como un rayo, provocándole nauseas en un instante cuando le contó que Lexa había viajado hasta Boston con Tyler, su novio y que este no se había despegado de ella en ningún momento, Anya no dejaba de elogiar al muchacho, lo educado y atento que era, lo bien que se portaba con Lexa, lo mucho que la quería...

Siempre supo que Tyler era su mejor opción, pero por un instante pensó que quizás podía intentarlo, demostrarle que sus sentimientos por ella eran profundos, verdaderos y que también podía intentar hacerla feliz, protegerla, darle la seguridad de que en sus brazos también podía crecer como persona. Los celos quemaban su ser como llamas, había luchado contra la muerte con un solo sentido, volver a Lexa y ella estaba con él, ella lo prefería a él, dolía demasiado pensarlo, prefería dormir y descansar.

Al día siguiente, al abrir los ojos, se encontró con la sonrisa blanca y pura de su castaña, a su lado, feliz y radiante con los ojos brillando y sin signos de agotamiento físico y mental. Ella la abrazó con cuidado tras darle los buenos días pero Clarke no decía nada, no sentía nada, solo odio y celos al ver a Tyler en su habitación, a ese hombre junto a Lexa.

La castaña hizo las pertinentes presentaciones y le contó como Tyler había conseguido un Jet privado para traerla desde Inglaterra lo más rápido posible, que sin él no habría podido estar a su lado al despertar y por eso siempre le estaría agradecida. El muchacho era agradable, no parecía mala persona, era educado y atento, realmente encantador. No podía encontrarle defecto alguno salvo que sus labios eran los que besaban a su amada, sus manos la acariciaban, él tenía su corazón y eso la desquiciaba, la mataba lentamente y le provocaba una furia e ira irracional.

La escondía como podía, intentando aparentar normalidad a pesar de que cada segundo que ese hombre pasaba en su habitación y le quitaba tiempo de estar a solas junto a su Lexa la estaba desquiciando, era celosa, no podía permitir que él se le acercara. En Inglaterra que hiciesen lo que quisiesen, lejos de su vista, lejos de su maltrecho corazón, pero ante sus ojos dolía demasiado, aunque realmente el muchacho por educación no la tenía ni cogida de la mano, no le profesaba muestras de cariño típicas de jovencitos enamorados, atentos los dos a su estado y a cubrir sus necesidades cuando hiciese falta.

Cuando por fin se marcharon maldijo entre dientes, si tuviese un maldito fallo que criticar, alguna conducta que reprochar, ese chico era jodidamente perfecto, no tenía nada que ver con ella, tan bocazas, desastrosa y despistada, era normal que Lexa lo hubiese elegido, se acercaba más a su personalidad dulce y armónica, a su edad, a su generación... ¿Cómo iba a competir con mister perfecto de sonrisa blanca y agradable? Si hasta parecía actor, nadie podía ser tan perfecto.

Le dio vueltas a la cabeza durante demasiado tiempo sin saber que ellos ya no mantenían más relación que una bonita amistad, a pesar de que el muchacho seguía herido por haber perdido a Lexa, ese día en el hospital con Clarke ya despierta pudo comprobar que no se había equivocado, se amaban, ambas lo hacían aunque huyesen, aunque no quisieran afrontarlo. Con Clarke en coma, Lexa había sido capaz de admitir que la amaba y quería luchar por ella pero ahora que había despertado estaba paralizada por el miedo, no quería salir herida y si Clarke no le correspondía, si se reía de ella y la veía como una niña que no sabía nada de la vida, no podría soportarlo por lo que se llevó a Tyler con ella para no quedarse a solas junto a la rubia.

El muchacho pudo ver el odio visceral que escondía la mirada de Clarke hacia él, sus celos, su rabia e impotencia... Imaginó que no sabía que ya no estaban juntos y decidió no desmentirlo ya que así Clarke sola se delataría tarde o temprano, acabaría estallando como una bomba y esos sentimientos profundos que tenía por Lexa saldrían a la luz, dándole a entender a la castaña que no tenía nada que temer, que Clarke le pertenecía. Era evidente a ojos de aquel que supiera observar que ambas se pertenecían, que llevaban haciéndolo demasiado tiempo sin que ninguna de las dos lo supiera, era evidente a cualquiera menos a ambas, cabezotas hasta la médula, sin ser capaces de dar el primer paso y actuar.

Sonreía camino al apartamento mientras Lexa lo observaba curiosa, ¿Qué estaría pensando el muchacho? Lo agarró del brazo y le preguntó sin rodeos, cosa que hizo reír al muchacho a carcajadas.

-¿Por qué tan sonriente?

-Porque es más que evidente que ella te ama Lexa, no entiendo por qué huyes de esa manera

-Yo no estoy tan segura, ella me ve como a su hija

-Cuando salga del hospital te demostraré que estas equivocada

-¿Cómo estás tan seguro de que me ama, Tyler?

-Bastaba ver cómo me miraba, quería asesinarme con la mirada en cualquier momento, yo soy una amenaza para ella ya que piensa que tú y yo estamos juntos así que no se lo desmientas

-¿Por qué?

-Porque si provoco sus celos verás que tengo razón, estoy ideando un plan para demostrarte que ella te quiere, más que a una hija, está completamente enamorada de ti

-Creí que te marcharías cuando ella despertara...

-Me marcharé cuando sepa que vas a estar bien si te dejo atrás, Lexa

Un camino de piedrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora