Mencionar el nombre de "él" era innecesario, Amelia sabía cuál era el paisaje que Carlota siempre anhelaba surcar, ese paisaje cuyo nombre era Octavio, un chico muy amable que vivía muy cerca de su hogar a quién Carlota solo veía cada vez que salía a su consulta médica rutinaria, pudo haber sido casualidad o destino pero después de escuchar el secreto de su hermana ella recibió un inesperado saludo de Octavio al encontrársela por el camino y eso sirvió de base para que Amelia permitiera que él pudiera hacer el primer contacto con Carlota en su habitación mientras la oscura noche se convertía en cómplice de las visitas clandestinas.
Tan rutinaria mentira se le facilitaba a Amelia quien siempre observaba y escuchaba cosas en su día a día, a diferencia de su hermana lo único que Amelia poseía era una desmesurada libertad que se debía al poco interés de su abuela por cuidarla, así que podía ir y venir a su antojo para recolectar información que le fuese de utilidad.
― Me mudaré. ― Eran las palabras de Octavio pronunciadas por la pequeña niña ― Pero no te preocupes, siempre estaré para ti, mientras tengas a Amelia cerca siempre podremos estar juntos tu y yo. Siempre. ― Se esforzó por recalcar sin saber que el "siempre" no debiese existir.
El tiempo pasaba y sin duda alguna Carlota era feliz en el mundo que Amelia le había construido, un mundo donde no solo existía Octavio pues hermanos y amigos de él también habían podido contactar con la canario para poder hacerle compañía. El problema era que Carlota se volvía más exigente con los años y la relaciones se suponen deben de avanzar para ser más fuertes, más comprometidas... más intimas, y aunque esto sobrepasaba los límites de moralidad no preocupaban a Amelia hasta el día en que entre sus piernas un liquido carmesí se deslizó.
¿Cuántos años habían pasado? Amelia ya no era una niña pero aún así las preguntas la volvían a perturbar ¿Toda su vida sería Octavio y demás personas? ¿Cuándo fue la última vez que ella durmió en su cama siendo Amelia? Amelia ya no existía.
Carlota había parecido superar su "retraso" pues estaba creciendo y crecer implicaba dejar de jugar con muñecas, su preciosa hermana ya no jugaba y esos ojos llenos de amor ya no eran dirigidos a ella sino a Octavio, y así Amelia notó que Carlota tenía todo y ella no tenía nada. Era momento de poner fin a esa mentira.
― No me dejes. ― Suplicaba Carlota a Octavio ― Por favor, sin ti no hay razón para que yo siga viviendo, si me abandonas me dejas sin nada y no lo soportaré. Moriré.
― No puedes hacerlo, piensa en Amelia...
― ¡No me importa! ― Lo interrumpió bruscamente ― Me mataré, lo juro...
Fue en ese momento en que Amelia fue capaz de sentir como esas grietas la rompían dolorosamente, ¿Cómo era posible que su querida hermana le diese la espalda tan fácilmente? No era justo, pero le dolía verla así, no podía permitir que su hermana sufriera pero ya no podía seguir viviendo esa mentira, así que optó por orillarla a tomar esa decisión, y orillarla significaba convertirla en una mala mujer, en hacerla sentir culpable, sucia y desmerecedora de estar con Octavio.
― Me haces daño. ― Anunciaba él ― Has estado con mis hermanos y amigos, ¿Aún así tienes el descaro de hacerte la víctima y decir que no pudiste evitar sus sucias seducciones? ¿No te da vergüenza? Carlota, yo te amo, pero en verdad no puedo más, me enloqueces, me haces querer dejar de vivir... me haces daño. ― Y las palabras golpeaban fuerte a Carlota quien había dejado de reír desde hace mucho, negarse a dejarlo se estaba haciendo difícil, meses habían trascurrido y parecía que simplemente no podía ser una digna mujer para él, así que lo acepto.
Terminó con esa relación y pronto su canto jamás se volvió a escuchar en esa jaula vacía dejando atrás la culpa permanente en Amelia.
Por eso ahora Amelia te pregunta ¿Qué era lo que funcionaba mal en su cabeza? ¿Era loca como su madre, o retrasada como su hermana? ¿O simplemente era mala? Amelia te pregunta ¿Por qué no puede dejar de ser una muñeca rota?
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MUÑECA ROTA
Short StoryElla haría todo por su hermana sin saber que todo implicaba romperse.