El comienzo

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Nicolás y yo eramos mejores  amigos desde hace mucho tiempo, ya el y yo  nos conocimos a la perfeccion y Nicolás sabía los problemas que tenía mi familia y trataba de ayudarme todo lo posible, era de mañana y teníamos que ir a la escuela y como siempre yo lo pasé a buscar a su casa, su madre la cual era bastante amable me atendió.

–siéntate a esperarlo–me dijo muy amablemente.

–ok–dije.

–¿quieres jugo o algo?–me dijo.

–no gracias acabo de desayunar–.

Ella se fue hacia la cocina, escuche un ruido de golpe, vi a Nicolás bajando las escaleras agarrándose un brazo.

–me caí al caminar–.

–¿estas bien?– le pregunté.

–si– me respondió.

–pues vámonos, que si no llegaremos tarde a la escuela–.

Nos fuimos a la escuela, todo iba  normal hasta que vi a la chica más linda de la escuela la cual se llama Paula, yo estaba mirándola fijamente, Nicolás ya sabiendo que me gustaba se me quedó viendo y noto que la estaba mirando.

–¿por que no vas a hablarle?–.

–me da vergüenza y miedo a que me ignore– le dije atemorizado.

El se me quedó viendo fijamente y de un momento a otro salió caminando hacia ella, no se lo que le dijo en ese momento pero se me quedo viendo y sonriendo con esa hermosa sonrisa de ella, tocaron el timbre de despacho justo en ese momento, Nicolás se dirigía hacia el pley de baseball a practicar, yo fui con el y entre al pley, estaba viéndolo entrenar cuando por error Nicolás arrojo la bola hacia mi.

–arroja la bola!!!– me vociferó Nicolás mientras esperaba impacientemente.

Tomé la bola y se la arroje, le llegó directo al pecho, con fuerza, el entrenador se me quedó viendo y camino hacia mi.

–¿alguna vez has jugando baseball o practicado?– me pregunto.

–no señor–le dije.

–chico tienes un brazo excelente te observé arrojarle esa bola a Nicolás–
Estaba​ atónito sin saber lo que estaba pasando en ese momento.

–te voy a ser franco chico quiero que practiques aqui, y te prometo que llegarás a lo más alto muchacho– me dijo mirando me a los ojos.

Pensé en todos los problemas que hay en casa y no quise gastar dinero en vano aunque está fuera una valiosa oportunidad así que me quedé un momento pensando.

–mmm...como cuánto costaría señor– le dije temerosamente.

–Nicolás me a contado sobre ti me dice bastante cosas buenas de ti y se tú situación por lo tanto no te costará nada hijo– me dijo sonriendo.

Me sentí alegre en ese momento podría explotar de la emoción pero recordé que no tengo ningún equipo necesario para jugar baseball.

–no tengo el equipo para jugar señor– le dije decepcionado.

–no importa muchacho yo te consigo todo lo necesario– me dijo, –ven todos los días con Nicolás–.

Una historia masDonde viven las historias. Descúbrelo ahora