Love is Love.♡~Thiam~♡

🔗🔗Theo, Tara y Chris.🔗🔗

El cuerpo inerte y sin vida azotó en el piso, Raeken aun tenía los rasgos faciales de lobo-coyote y los ojos amarillos.
Siempre serian amarillos.

No importa cuantas vidas quitara siempre permanecían así.

Tomo el cuerpo en hombros, caminando unos cuantos pasos y le arrojo en la cajuela de la camioneta sin el menor cuidado. Condujo lo mas rápido posible hasta lo mas profundo del bosque, frenando cuando vio la puerta metálica que tanto odiaba.

[...]

Después de dejar el cuerpo en el "deposito" se acerco a su hermana tomando su mano, tan pronto le toco sus venas se volvieron negras. Theo sintió el coraje llenarle, ¿cuantas vidas mas debía arrebatar?.

- Princesita, necesito que nos traigas a este vivo y lo más intacto posible- los papales con la foto cayeron a su lado, un hombre pelinegro y ojos verdes.

- Ya me canse de hacer esto, Andrew¡- dijo furioso.

- Mira Theo-dijo el mayor tomándose el puente de la nariz con desesperación- acudiste a los doctores del horror y yo trabajo para ellos, tenemos un propósito y si no fuera por eso no hubiéramos permitido que trajeras a tu moribunda hermana, trae a este tipo y te prometo que operaran a Tara-.

Resignado tomo los papeles sin soltar la mano de su hermana, los leyó tratando de absorber toda la información necesaria: Cristian Drac Moneou, hombre lobo, letal y rápido. Arranco la parte donde aparecía la dirección de la casa y se la metió en el bolsillo de la sudadera.

Un sonido metálico le aviso de que el doctor principal se acercaba, observo como intercambio unas cuantas "palabras"(ya que parecía estática) con Andrew y después se aproximo hacia el con una jeringa en mano.

- Para que es eso- pregunto nervioso

- Necesitan tu ADN- contesto el chico pelirojo

No se atrevió a preguntar, dejo que el doctor de pesadilla le extrajera sangra. Después ambos -Andrew y el doctor- salieron de la habitación dejando le solo con Tara.

-Volveré- prometió, deseando su frente., Dispuesto a irse se le se levantó pero antes de soltarle la mano a su hermana sintió un leve apretón.

- Te quiero- murmuro Tara, sin llegar a abrir los ojos.

- Yo también- dijo con voz tristona.

[...]

Conducir por 6 horas continuas le estaba costando caro a su trasero, se detuvo frente a un restaurante y bajo a estirarse, no se quedó mucho tiempo, no necesitaba que un oficial le preguntará si tenia edad para conducir.

Nuevamente se estaciono, esta vez frente a la casa del tal Cristian, se centro en escuchar los latidos  de los quienes pudieron estar dentro de la casa: solo uno.

- Dios, no creo en ti pero si existes ayúdame- pidió mirando al cielo.

Bajo de la camioneta dirigiéndose a la parte trasera de la casa, la puerta en la cocina estaba abierta así entró, el conocido olor a hombre lobo le golpeo, era sumamente resiente lo que le dio esperanza de que el tipo estuviera en casa en ese momento. Se dirigió a la sala con cautela, el chico  estaba hay dándole la espalda sentado frente un lienzo con pincel en mano.