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Luego, Enoc se fue y le dijo a 'Asa'el: "No habrá paz para ti, contra ti ha sido pronunciado un gran juicio para encadenarte. 

"No habrá para ti ni tregua ni intercesión, porque has enseñado la injusticia y a causa de todas las obras de impiedad, violencia y pecado que has enseñado a los humanos.

Y avanzando les hablé a todos ellos y todos temieron y se espantaron y el temblor se apoderó de ellos.

Me suplicaron que elevara una petición por ellos para que pudieran encontrar perdón por sus pecados y que la leyera en presencia del Señor del cielo.

Porque desde entonces ellos no pueden hablar a Dios ni levantar sus ojos al cielo, debido a la vergüenza por los crímenes por los cuales fueron condenados. 

Entonces escribí su oración con todas sus peticiones por sus almas y por cada una de sus obras y por lo que suplicaban todos, que hubiera para ellos perdón y larga vida. 

Fui y me senté junto a las aguas de Dan, en la tierra de Dan, al sur del Hermonín, a su lado occidental y estuve leyendo el libro donde anoté sus peticiones, hasta que me dormí.

He aquí que me vinieron sueños y cayeron sobre mí visiones hasta que levanté mis párpados a las puertas del palacio del cielo y vi una visión del rigor del castigo. Y vino una voz y me dijo: "Habla a los hijos del cielo para reprenderles".

Cuando desperté fui a ellos. Todos estaban reunidos juntos y sentados llorando, en la Fuente del Llanto que está entre el Líbano y Senir, con los rostros cubiertos.

Conté delante de ellos todas las visiones que había visto en sueños y me puse a hablar con palabras de justicia y de visión y a reprender a los Vigilantes celestiales.

El libro de enochDonde viven las historias. Descúbrelo ahora