Y E L L O W

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Los cielos estaban tintados de naranjas y amarillos, al igual que una pintura. TaeHyung se encontraba en una banca del patio escolar admirando los bellos colores en el cielo azul, los atardeceres siempre serían sus espectáculos favoritos. En especial si estos eran acompañados de amarillo, como el frágil diente de león que sostenía en sus manos.

Se quedó ahí por unos diez minutos más hasta que el cielo pasó a ser oscuro, a lo lejos escuchó la bocina del auto de su madre; de nuevo dos horas tarde. Se levantó de la banca no sin antes dejar la pequeña flor sobre esta y luego, sin prisas, caminó hasta la entrada principal en donde divisó el lujoso auto último modelo de su progenitora. Al subir al auto suspiró en alto y acomodo su mochila, su padrastro le miró con desdén, pero Tae ni su presencia notó.

Con sus audífonos puestos ignoró olímpicamente a su madre, quien le había preguntado acerca de su día, pero era claro que no le importaba en lo más mínimo. Para ella, en ese instante, era más importante llegar y complacer a su marido.

En cuanto llegaron a casa Tae subió inmediatamente a su habitación y se encerró, ya sabía lo que venía y la verdad no quería volver a escuchar a su madre como gata en celo. A pesar de que ame su madre él debía ser sincero y esa era la verdad, su madre era demasiado ruidosa. Sin quitarse los audífonos, se las arregló para cambiar su ropita a un suave pijama de seda; la que tenía un estampado de rayas siempre sería su favorita.

De su escritorio tomó su caja de lápices de colores y un libro para colorear para luego acostarse boca abajo en su cama. Del libro escogió un bello efigie de flores silvestres las cuales pintó con diferentes tonalidades de rojos y amarillos sutilmente acompañados de púrpura. Y para cuando terminó su obra maestra la canción We Don't Talk Anymore sonaba de los pequeños aparatos blancos, sonrió un poco al recordar cuánto amaba su vecino esa canción...

Su vecino.

Dejando el libro sobre su cama Tae bajó de esta y se dirigió al pequeño balcón de su habitación con la esperanza de que su vecino estuviera en casa.

Se trataba de Jeon JungKook, tres meses mayor y gran nariz, músculos tonificados y manos venosas de infarto. El pequeño conocía al menor de los Jeon desde que tiene memoria y siempre fueron mejores amigos, han compartido desde cumpleaños hasta calcetines, e incluso un par de toqueteos. Pero vamos, eran niños de siete años cuando ese "accidente" ocurrió, sus inocentes mentes no sabían lo que tocar el pajarito del otro significaba. Incluso ahora, diez años después, ambos adolescentes no recuerdan tal hecho.

Al abrir la puerta corrediza se topó con el azabache haciendo lo mismo, al parecer concordaron pensamientos. JungKook al verle sonrió, el castaño correspondió mientras quitaba los audífonos de sus oídos.

—¿Qué tal todo, TaeTae?

—Bueno, hoy es el aniversario de mamá con YugMeon así que ya puedes darte una idea.

—Oh, ¿en serio? No puedo creer que el aniversario de tu madre sea el mismo día que el de mi hermana —Jeon rió—. ¿Bajamos a la casa del árbol?

Y sin dudarlo TaeHyung asintió, volvió a ingresar a su habitación en donde recogió sus lápices, tomó su libro y otro más para luego bajar las escaleras y salir de casa en dirección a la casa de su vecino. En cuanto sus piecitos pisaron la alfombra que decía "welcome" su morocho vecino ya había abierto la puerta. Con cuidado JungKook atrapó la mano del castaño y a paso rápido camino hasta su patio trasero; no quería que Tae escuchara algún alarido de su hermana o cuñado. Subieron a la casita de madera, JungKook primero y luego TaeHyung.

—Bien, creo que nos tocará dormir hoy aquí si no queremos algún tipo de trauma —habló JungKook, TaeHyung rió en respuesta y asintió.

—No sería nada nuevo o molesto. Aún recuerdo la primera vez de mamá con YugMeon en casa, después de eso, de no ser por ti, probablemente ya me hubiera lanzado desde la azotea de la escuela; escuchar a mamá pedir por más es algo escalofriante.

—Te entiendo perfectamente, cariño. Gracias a Dios que papá construyó esta cosa, de no ser por eso yo hubiera bebido cloro como si de chocolate caliente se tratara.

Rieron y hablaron por un rato más, después se dedicaron a colorear alguno de los dibujos de los libros de TaeHyung, ambos en silencio, sumergidos en la combinación de colores sobre el papel. En cuanto las manecillas del reloj dieron las once y media Jeon sacó de un cajón un gran saco de dormir, lo acomodo en el piso y del mismo cajón sacó dos almohadas y una manta de felpa; han estado preparados para estas situaciones desde que a sus padres —o hermanas para JungKook— no les importara que ellos estuvieran en casa y follaban como conejos toda la noche y madrugada.

Cuando la cama improvisada ya estaba lista para usar, ambos se acomodaron en ella: TaeHyung mayormente sobre el fuerte pecho del mayor y este último con un brazo detrás de su cabeza y el otro apretujando a TaeHyung contra sí mismo. Una posición que ya acostumbran y, probablemente, la favorita de ambos vecinos.

Unos gritos femeninos llamando al nombre de JungKook despertaron a ambos adolescentes, quienes habían despertado haciendo cucharita

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Unos gritos femeninos llamando al nombre de JungKook despertaron a ambos adolescentes, quienes habían despertado haciendo cucharita. Con demasiado mal humor, Jeon bajo de la casita, no sin antes decirle al castaño que no se moviera de ahí y que podía descansar, aunque sea, unos minutos más. Tae no rechistó ante eso.

Al bajar JungKook topó con su hermana, la muy desgraciada sólo le llamaba para que hiciera el desayuno.

—¡Es tu inútil novio, no el mío! —bufó el azabache— Arruinaste mi maldito sueño y así quieres que te cocine unos jodidos huevos fritos y tocino; claro que no lo haré, HeeYeon, piensa bien las cosas antes de hacerla. ¿En serio creíste que te haría el desayuno? Me ves cara de empleado doméstico, ¿o qué?

—Ay ya, ve a tirarle tu mal humor a TaeHyungie no a mí. ¡Y más respeto, mocoso!

—¿Podrías simplemente irte y dejarme volver a dormir? —la rubia achicó sus ojos— ¿Por favor, Noona?

—Bien, no hagas esperar más a tu noviecito, así como yo haré con el mío.

El azabache frunció sus cejas y un sonrojo surgió en sus mejillas. —TaeHyung-ssi no es mi novio...

—Ahí lo tienes, pequeño idiota. Bueno, me voy, si se quema la casa diré que fue tu culpa y no la de HoSeok.

Por último, JungKook fulminó a la rubia y subió de nuevo a la comodidad del saco y la calidez del cuerpo de TaeHyung.

Con apenas haber puesto siquiera media parte de su cuerpo el castaño ya lo había apresado con brazos y piernas. JungKook rió ante la tierna acción, era bastante normal para él, ya que TaeHyung siempre se aferraría a algo o a alguien —en su caso— para dormir. Y no es que le molestara, de hecho, era todo lo contrario; Jeon podría pasar abrazado a su Tae por toda la vida.

Y aunque el mayor no lo supiera, TaeHyung pensaba lo mismo.


#happytaehyungday ✧ 1/2 

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#happytaehyungday  1/2 

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