ChanBaek

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- ¡Oye Park! - busco entre las personas al dueño de esa voz y veo a tres chicos altos molestando a otro de la misma altura.

¿Qué aquí todos son altos? Parecen molestar al que va solo y mejor sigo mi camino para empezar el primer día de clase, entro al edificio para correr con la secretaria del director y buscar mi horario.

Me presento a mi primera clase y todos me observan demasiado, lo entiendo por qué nunca en su vida me habían visto en esta ciudad y claro, soy el nuevo, es su obligación juzgarme y molestarme.

- Siéntate al fondo entre el señor Oh y.. el otro.
Dice el profesor

Lo veo extrañado y mejor me voy a sentar, no estoy seguro de por qué no ha dicho su nombre, hasta yo lo sé y eso que soy nuevo.

- Hola. - escucho a mi lado izquierdo - Soy Chanyeol pero el idiota que ves enfrente finge no saberlo.

Volteo un poco hacia él para evitar regaños y sonrío. - Park. Escuché que así te llamaban hoy en la entrada.

- Si, bueno.. - baja la mirada y se acomoda en su asiento. No dice una palabra más y decido poner atención a la clase.

Al terminar la semana todo parece ser igual. Llego y ese chico,Chanyeol, está pasando de largo de esos tres que uno lo reconozco de clase y los otros no. Todo aburrido, me siento solo, como solo, nadie me habla, descubrí que les gusta meterse en la fila a la hora del almuerzo y que en la salida todos se van en grupos caminando, parecen vivir muy cerca de la zona.

Llega la hora de salir de este lugar y camino por el largo pasillo hacia la salida, todos se empujan y adelante de mi puedo ver a los idiotas que parece no tienen nada mejor que hacer que fastidiar a ese chico.
El que por alguna razón trae puesto gafas adentro donde no hay sol empuja a Chanyeol y éste cae. La reacción del ojeroso es reírse fuerte llamando la atención de todos y al más blanco parece incomodarle las miradas de los demás.

- Ya Vámonos - dice Oh según recuerdo y jala a uno de ellos. - ¡Ya vámonos Tao! - insiste y el otro solo ve al piso gritando 'maricón' y sale por fin del lugar.

Veo a los pocos que quedan alrededor y todos lo miran raro. Me acerco y le ofrezco la mano pero ve a todos lados y susurra 'esperaré a que todos se vayan'

- Yah. ¿No gustan palomitas? Puedo ir a traerlas. - Les grito y estos avanzan viéndome con mala cara.

- Deberías golpearlos. Tu que estás a su altura, yo no podría. - digo molesto y lo ayudo a levantarse, aunque casi caigo.

- Tu deberías preocuparte por tus asuntos.. si me ayudas te molestarán.

- No me importa los ignoraré.

Caminamos y afuera ya no hay nadie, todos van a lo lejos. Sonrío a Chanyeol para despedirme y camino hacia mi hogar.

A los 5 minutos de haber empezado a caminar me doy cuenta que viene por donde yo solo que más atrás y del otro lado de la calle.

- ¿Me estás siguiendo? - le grito divertido.

- No. - contesta con su voz ronca y vuelvo a mirar hacia el frente.

Me detengo en una tienda de cupcakes y elijo unos cuantos que ya le había echado el ojo desde la mañana, le pago a la ancianita que los vende y salgo para alcanzar a Chanyeol.

Camino rápido pero no lo veo. Al llegar al final de la calle veo hacia mi izquierda y me doy cuenta que ahí va. Me cruzo para seguirlo y antes de que pueda abrir la puerta de lo que creo es su casa toco su hombro.

- ¡Espera! - digo agitado.

- Tu eres el que me sigue Baek.. - dice serio.

- ¿Qué te gusta más chocolate o de fresa? - le enseño la caja llena de pastelillos y sonrío avergonzado por haberlo seguido solo para esto.

- Fresa.. pero no es necesario que.. - saco rápido el de fresa y lo pongo a la altura de su cara.

- Lo compré para compartir en el camino pero veo que ya llegaste. Toma uno o dos los que quieras.

Lo piensa un momento y toma el de fresa, el que elegí para él. Me agradece y me despido para ir a casa. Me vuelvo a cruzar para seguir por donde venía. Camino lento, no tengo prisa por llegar en mi casa no hay quien me reciba con comida calientita ni nada por el estilo.

Dos cuadras más adelante giro a la derecha y veo mi nueva casa a lo lejos. Escucho a alguien chistar, volteo y ahí está Chanyeol con su pastelillo y una bolsa en la mano.

- ¿Qué haces? - me detengo para ir hacia él.

- Compre bebidas para acompañarte ¿vives por aquí? Tuve que correr.

- Si, a unas cuantas casas, vamos no hay nadie.

Se queda parado y me acerco a él para jalarlo.
- No te hará nada, vamos.

Entramos a mi casa y comemos mientras vemos tv. Es muy callado, así que le pregunto algunas cosas y me responde. Luego él a mí y poco a poco logro que se suelte más, hasta hacerlo reír. Por alguna razón es el único que me llama la atención del instituto. Y por una razón aún más extraña, soy el único que consigue hablarle aunque sea un poco.

- Gracias, hace tiempo que no comía esto.

- Ah no es nada.. quiero ser tu amigo ¿puedo serlo? - digo tímido

- Si pero.. te dije que ellos te molestarán.

- ¿Por qué lo hacen? - pregunto curioso

- A mi me.. me gustaba Sehun el de nuestra clase, pero eso fue hace tiempo - dice rápidamente - Se enteraron y hasta los maestros me rechazan.

- ¿Y que si te gustaba? - al menos para mí es algo normal cuando te gusta alguien te gusta y ya sin importar si es igual a ti.

- Corrieron el rumor de que le quise hacer algo, pero sólo era un niño como podría.

- Ah está bien no tenemos porque hablar de esto, tranquilo a mí no me importa si te gusta Sehun o la niña fresa de la clase, me importas tu.. es decir, como eres jeje - desvío la mirada y pongo atención a la caricatura que están pasando.

Al lunes siguiente quedamos en regresar a casa juntos y así lo hicimos, pero en la escuela muy apenas y nos hablamos. En la hora del almuerzo desaparece de vez en cuando y por las mañanas para cuando llego él ya está zafándose de los tres idiotas.

Un mes ha pasado desde que nos empezamos a llevar y a veces siento que le gusta mi compañía y otras no tanto.

- ¿Puedo llamarte Channie? - digo mientras juego con la envoltura del dulce que me ha obsequiado.

- Si. ¿Puedo llamarte puppy? - dice con su voz ronca y varonil

- ¿Por qué? - le respondo sorprendido

Por accidente tiro lo que traía en la mano y me agacho a recogerlo. Me levanto dándome cuenta que llegamos a la esquina donde debemos separarnos. Al voltearme él se pega a mí quedando muy cerca. 

- Me recuerdas a uno.. - dice juntando nuestras frentes y sonrío apenado por la cercanía. - Vamos.. debo decirte algo- dice seriamente, me toma de la muñeca y caminamos así hasta llegar a mi casa, los nervios me consumen pero estoy seguro que valdrá la pena esperar tanto por lo que tiene que decir.

EXO; one shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora