18 años.
Hoy cumplo 18 benditos años y no dejan de tratarme como a una maldita niña.
Mis padres estan que me hinchan los ovarios con sus presiones.
Que si ese vestido no resalta mis ojos, que si no convina con mi cabello, que si esto, que si otro.
Me estresan.
Pero lamentablemente no puedo decirles ni pio, porque al final de cuentas ellos me mantienen y soy su unica "hija y heredera".
Y digo "hija" porque desde pequeña he sabido que soy adoptada pero en realidad no me importa.
Padre es el que cría no el que engendra.
En fin, me voy a presentar.
Mi nombre es Aleyda Bastshar Montgomery, hija de "dos dioses" segun la carta que estaba en mi canasta el día que me dejaron en aquel orfanato.
Blasfemias.
Mis padres adoptivos son dos empresarios muy sobreprotectores pero son de lo mejor.
Mi madre se llama Aracela y mi padre Azael.
Lo se, somos la familia "A".
¿Muy original, no lo creen?.
—Aleyda, cariño.— entra mamá con un vestido blanco.
La miro con una ceja alzada.
—¿Que pasa madre?— pregunto levantandome de la cama.
Mis padres desde muy pequeña me enseñaron modales dignas de una princesita.
—Tu abuela te envio este vestido.— me lo da y lo miro como si se tratara de un tesoro.
Mi abuela es muy especial con las cosas que me regala.
Es un vestido ceñido al cuerpo hasta la cintura, despues es suelto hasta 3 dedos encima de la rodilla, tiene un cinturon dorado en la cintura y es sin mangas.
—Es precioso.— dice mi madre.
Asiento y la miro.
—¿Aun tienes esos tacones dorados que me diste, madre?— pregunto deseando que diga que si.
Ella asiente y se va a buscarlos.
5 minutos mas tarde, regresa con una caja y la deja en mi buro.
—Aqui estan, apurate por que en 40 minutos nos vamos a la reunión— dice y antes de salir del cuarto, me mira— No olvides invitar a Amy, no quiero que se quede aquí aburriendose.
Asiento y ella se va.
Me meto a duchar y despues salgo con una bata.
Me pongo crema y locion corporal seguida de mi ropa interior.
Vuelvo a colocarme la bata.
—¡Amy!— llamo a la sirvienta.
No me agrada decirles así, pero en estos momentos no se como llamarla sin que suene grotesco.
Ella llega de inmediato.
—¿Si señorita?— pregunta timida.
Sonrio.
Amy es una chica de 16 años, blanca de ojos grises, delgada, alta y es hija de la cocinera.
Recién entro a trabajar junto a su madre.

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¿El infierno o el olimpo?
De Todo•No le hables, no lo mires, no lo molestes. Una simple regla que Aleyda no fue capaz de cumplir y ahora, debera pagar por sus actos. «Ni el mismisimo Dios sera capaz de salvarte, pequeña Aleyda.»