Era un día como cualquier otro, en este nuevo mundo las cosas no habían cambiado mucho, pero sí las personas, y eso era lo más importante. La edad de la población oscila entre los 20 y 50 años, todos trabajadores, científicos, tecnológicos, genios a nivel espiritual. Uno de ellos era Santiago, quien trabajaba en la nueva estación astronómica internacional llamada "Kronos" (ya no había NASA, ni otra organización, todo el mundo se unió como si de un pangea social se tratara para crear distintas instituciones alrededor del mundo, Kronos se sitúa en lo que antes era México, ahora llamado Nahya). Fue ahí donde recibieron la señal de radio proveniente de una civilización avanzada, no tenían muchos datos, sus satélites apenas estaban recorriendo Urano, reiniciar y mejorar la tecnología destruída después de la Tercer Guerra les fue complicado, por eso su sorpresa fue mayor cuando corroboraron que efectivamente la señal no provenía de ningún fenómeno cósmico o satélite terrestre perdido. ¡Era una raza extraterrestre!
Santiago siguió investigando el suceso y determinó que la señal provenía de un punto cercano a la estrella Sirius, pero lo más importante vino tres días después, cuando descubrió que no era solo una señal al azar, era un mensaje codificado. Todos en la estación estaban impresionados, ¿qué dirá ese mensaje? Se preguntaban todos.
Noche y día durante dos días sin parar trabajaron para descifrarlo, y fue Gabriel, amigo de Santiago, quien lo decodificó.
-¡Santiago! ¡Lo he logrado! ¡Todos, escuchen!
-¡Qué, qué dice!
Reprodujo la señal en un reproductor de audio y todos guardaron silencio: "...cinco... seres... llegamos..." después de tratar de ajustar el reproductor, todo se escuchó claro: "seres, llegaremos en cinco días, están advertidos..."
Con una mueca de miedo y asombro, uno de los científicos preguntó:
-¿Cuá... hace cuánto que llegó la señal? Y fue Santiago, quien tragando saliva, respondió
-Hace seis días...
Y cuando terminó de responder, la luz de la estación se apagó.
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Más allá de Sirius
Science FictionNos hemos cansado de buscar planetas con aptitud de albergar vida, con recursos que nos hagan sobrevivir. Mi raza, los Nuagrip, ha ido emigrando de planeta en planeta, de galaxia en galaxia. No hay lugar del universo que no hayamos recorrido, que no...