El apagón no solo fue de luz, también de comunicaciones, pues todos los dispositivos como radios y celulares no tenían señal. Todo esto duró cinco minutos que parecieron cinco horas. Cuando la luz y la señal regresaron recibieron de inmediato una vídeo-llamada del Gobierno Mundial que tenía su sede en lo que antes era Rusia, ahora conocida como Statler. Quien llamaba era el Secretario General:
-Quiero ver urgentemente al Comisionado de Kronos.
Santiago era el interino, pues el titular había enfermado
-A sus órdenes Secretario.
-Necesito ahora mismo un informe sobre qué demonios está pasando
-¿Se refiere a que también allá se cortaron las comunicaciones?
-No solo a eso, me refiero a lo que está bajando d...- la llamada se cortó. Aún confundido, Santiago trataba de reconectar la transmisión cuando Gabriel le habló agitadamente:
-Amigo, será mejor que tú y todos vengan afuera, y rápido.
Sin salir de su confusión por tal sugerencia todos los científicos salieron de la estación que se encontraba exactamente donde estaba la pirámide del Sol, antes de que una bomba la destruyera. Cuando salieron se dieron cuenta que a pesar de que sus relojes marcaban las 3:00 de la tarde, todo estaba oscuro. Y cuando voltearon se inmutaron al ver al Sol eclipsado. Roberto, el encargado de fenómenos cósmicos, rompió el silencio:
-Es imposible, mi departamento está al tanto de estos acontecimientos y no había noticia de un eclipse solar hasta dentro de dos años. A menos...
-Así es Roberto- contestó Gabriel -esto no es un eclipse.
Siguieron mirando al objeto que tapaba al Sol durante unos minutos hasta que se empezó a mover, la sorpresa no los dejó distinguir hacia qué lado iba, hasta que observaron bien fue que el miedo se apoderó de todos: no era un objeto cualquiera, era una nave, e iba descendiendo. Bajaba tan lentamente hasta que se detuvo a 10 mil metros del suelo, y eso hacía fácil comprobar el increíble tamaño de la nave, era como un estadio de fútbol, quizá más. De pronto empezó a desprender unas esferas enormes que se dirigían hacia arriba, y todos, presas del pánico, corrieron a resguardarse en los edificios por si los atacaban. Santiago y Gabriel estaban a punto de regresar a la estación hasta que vieron a Roberto que estaba sin moverse, solo mirando hacia arriba.
-¡Vamos Roberto! ¡Corremos peligro!- le gritaba Gabriel, pero Roberto solo se limitó a decir: "Dyson".
Ni Gabriel ni Santiago entendieron hasta que voltearon de nuevo al cielo: miles de esferas de repente se encontraban alrededor del Sol, rodeándola, como si de una celda se tratara. Y fue ahí que entendieron: era una esfera de Dyson.
Cuando la última esfera se acomodó, todas se conectaron entre sí, y el Sol empezó a oscurecer.
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Más allá de Sirius
Science FictionNos hemos cansado de buscar planetas con aptitud de albergar vida, con recursos que nos hagan sobrevivir. Mi raza, los Nuagrip, ha ido emigrando de planeta en planeta, de galaxia en galaxia. No hay lugar del universo que no hayamos recorrido, que no...