Cargas [KatsuDeku]

Parte única

*Crash*

Era un nuevo espejo ahora destrozado en el suelo entre los pies y chorros de sangre pertenecientes a cierto peli verde que se encontraba solo y a oscuras en el baño, cuya habitación no era la única en penumbras.

Otro más para la basura.

Entre el silencio prolongado, luego del sonido del cristal romperse, se escucha el murmuro de lo que seria un llanto cargado de desdicha.

Un llanto el cual no dejaba descargar todo.

Lo retenía, toda la pesadez, toda la tristeza, todo su dolor, toda... toda... todo, absolutamente todo.

- Kacchan... - Susurro un quejido lastimero que pendía de un hilo de voz que parecía a punto de ser cortado.

El rubio lastimamente no era el causante de dichas acciones.

Todo lo contrario era su columna de apoyo.

Luego de su último año escolar, siendo los dos más destacados en fuerza y astucia, tanto como determinación a alcanzar la sima, de parte del rubio explosivo, y el pecoso como próximo Símbolo de la Paz, inmediatamente los tomaron como héroes, además de los medio.

Luego de la perdida del adorado Símbolo de la paz, en el puesto número uno fue nombrado el niño de cabellos rizados, el héroe "Deku" y actual Símbolo de la Paz y en segundo lugar, ganado con un esfuerzo y algo de sorprendente paciencia, para muchos, el héroe "Katsu" quien luego de la perdida que sufrió el pecoso, del rubio quien consideraba como un padre, pospuso su tendencia genocida por, sorprendentemente, mantener el animo en el más pequeño.

Teniendo como sorprendente y grandioso resultado una declaración de sentimientos encontrados por parte de ambos. Sentimientos los cuales desde pequeño fueron alimentándose y creciendo a base de la extrema protección que tenia hacia el peli verde y amorosamente correspondidos por el mismo.

La perdida, el acoso de todo su crecimiento de parte de su explosivo compañero, el ahora peso de todos esperando lo mejor de el con Símbolo de la Paz, la ahora intervención de la Liga de los Villanos con el All For One y sus esfuerzos inhumanos por tratar con más ganas que nadie provocaron que todas y cada una se volvieran cadenas, potentes cadenas con grandes y fuertes grilletes, como anclas que lo mantenían con los pies en el suelo y tratando siempre de hundirlo y aumentando en número todos los días.

Provocando en el pecoso acidez, incluso más lastimera y despedazadora que el ácido que soltaba su compañera Mina de la academia.

De eso ya habían pasado dos pares de años, poco tiempo, pero no menos pesado para nuestro protagonista.

De, ahora, rodillas sobre el antiguo destrozado espejo, junto al lavabo, el pequeño pecoso se encontraba mirando algún lugar indefinido en el, ahora, enorme, no tan exagerado pero si alarmante, charco de su sangre, con su brazo derecho repleto de cicatrices, algo pequeñas y antiguas de batallas de cuando estaba en la academia y otras que se ven mucho más actuales y recientes que se superponen rodeando el brazo de forma vertical, algunas de su hombro hasta su codo y otras desde ese lugar hasta su muñeca, la cual también tiene, pero no son visibles por la sangre fresca en sus puños y antebrazos.

Bajo la ropa inevitablemente también hay más de las que cualquiera puede conocer o suponer, exceptuando a Katsuki quien las conoce todas y cada una, solo de su, sorprendentemente, pierna derecha, su pecho y abdomen solo del lado derecho, espalda y mitad de rostro.

Lo cual nos deja en la circunstancia actual, ellas eran las causantes de las desdichas del Midoriya.

Entre sus puños apretaba pedazos del espejo que lograron colarse entre sus dedos al momento de impactar los puños e ignoraba al no sentir más que un abundante hormigueo, producto de su duro y anormal entrenamiento el cual lo volvió alguien resistente física y mentalmente, exceptuando estas ocasiones las cuales suele perderse en lo más oscuro de su mente.