Aura floral

Margarita blanca y rosada

El magnífico y brillante escenario quedaba relegado ante la impresionante presencia de Park JiMin; desprendía un brillo único, era como si la música acompañará cada uno de sus movimientos, porque el sonido ya no era la mayor atracción, lo era el bellísimo chico que bailaba con la gracia de una majestuosa mariposa en vuelo. Tan delicado, tan hermoso, tan atrayente.

Mis ojos se aguaron al ver una representación tan perfecta, no podía dejar ni por un segundo de mirar a mi novio, era espléndido, no habían elogios que le hicieran justicia.

La música se detuvo, dando por finalizada la presentación. JiMin hizo una pequeña reverencia para el público, dando paso a un estallido de aplausos y ovaciones que no se hicieron esperar. Me levanté de mi asiento y aplaudí, miró hacia mi lugar y gesticulé un «te amo, lo hiciste perfecto»; mi amado rubio jamás me dejaba de impresionar, era tan talentoso.

Me dirigí a tras bambalinas para felicitarlo, y ahí se encontraba, en una elegante postura, era como un pequeño príncipe.

—Felicidades mi amor, fuiste deslumbrante.
—Gracias por apoyarme YoonGi hyung. Significa mucho para mí que estés aquí, cielo.— te envolví en mis brazos y nos sumergimos en nuestra burbuja de amor por algunos minutos.
—JiMinie, para ti.— tomaste el ramo de margaritas entre tus manos y te lanzaste nuevamente a mis brazos llenando mi rostro de tiernos besos.
—Te amo muchísimo. Gracias amor.
—Te amo más, JiMin.

Mis ojos son afortunados de admirar tan bella obra de arte.

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Floriografía: solo tengo ojos para ti.