Camino por un sendero desconocido con árboles en ambos lados, el suelo está lleno de hojas secas que crujen bajo mis pies con cada paso que doy. No tengo idea de donde vengo, simplemente me dedico a caminar sin conocer mi destino. Escucho los pájaros cantar sobre los árboles, siento el frío viento otoñal en mi rostro y vislumbro el color naranja del crepúsculo que pinta la tarde.
Vago sin rumbo durante mucho tiempo hasta que finalmente llego a un viejo roble ubicado en el centro de un parque; y no entiendo por qué aparecieron un parque y un árbol en medio de la nada al mismo tiempo que la calle y los demás árboles desaparecieron. El árbol tiene un pequeño corazón tallado en su tronco y dentro de éste se leen las iniciales MG y MH.
Intento adivinar quienes son esas dos personas, más específicamente, intento adivinar cuál es el hombre y cuál la mujer. Siempre me ha gustado hacer eso. Desde que era niño solía revisar los árboles del vecindario en el que crecí y jugaba con mi hermano menor a adivinar de quién eran las iniciales talladas en el tronco, incluso inventábamos nombres ridículos y graciosos para estos. Curiosamente, mientras tengo este recuerdo, todo mi entorno cambia y veo a dos niños corriendo por una calle revisando los árboles y riendo por las iniciales talladas en ellos.
No entiendo qué rayos está pasando, ¿Dónde se supone que estoy? Pensándolo bien, ni siquiera recuerdo haber caminado hasta la calle de los árboles de hojas secas. Todo esto es muy extraño y repentinamente se vuelve confuso, los niños desaparecen, luego el árbol de las iniciales, seguido por el parque y la calle donde comencé a caminar que aparecen y desaparecen en menos de un segundo. Finalmente desaparezco yo y no veo nada más que oscuridad.
—Ma..., s... me, ...ido. Si t... q...das ...í m... as.
En medio del silencio puedo escuchar una dulce voz, pero me es difícil entender lo que dice. Decido caminar en silencio y a ciegas. Poco a poco la voz me parece más familiar, pero a la vez más lejana.
—¡Max, sígueme!
La voz de una chica, esas dos palabras son todo lo que puedo entender, estúpidamente continúo caminando y a medida que avanzo comienzo a notar algo, una luz. Entro en pánico.
Veo una luz blanca al final de un lugar muy oscuro, que viéndolo desde otra perspectiva, fácilmente podría ser un túnel. Maldita sea, estoy muerto y esa es la luz al final del túnel de la que todos hablan. Me detengo y siento lágrimas en los ojos, no debería estar muriendo, ni siquiera sé qué me pasó.
—¡¡RÁPIDO!!— Intento dar vuelta, pero una voz da un fuerte grito y caigo preso del pánico. No puedo retroceder, solo avanzar hacia la luz. Lo que me preocupa aún más es que la voz ya no me era familiar, sino una profunda voz masculina. Comienzo a llorar y camino de manera renuente hacia la luz, a medida que me acerco escucho gritos, llanto y muchos lamentos, todo esto me reafirma aún más que estoy muriendo y llegando al limbo.
Finalmente estoy frente a frente con la luz, llorando, no puedo hacer más que aceptar mi destino, doy un paso adelante y la cegadora luz me devora dentro de sí misma. Cierro mis ojos y me dejo llevar por la sensación extraña que hay en mi pecho. Supongo que así es como se siente morir, me pregunto qué encontraré del otro lado al abrir los ojos.
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Nubes De Polvo
Teen FictionMax Geary despierta de un coma luego de diez años y debe enfrentar el hecho de que todo su mundo ha cambiado. Sus padres envejecieron, sus amigos formaron sus propias familias, incluso él mismo ha cambiado. Pero lo peor es que despertó con amnesia y...