Capítulo 1: El Despertar.

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Abro mis ojos y veo de manera borrosa, al principio pienso que todo fue un sueño, pero lo que tengo ante mí me hace dudar del significado de todo lo que acabo de ver. Me encuentro en una sala de hospital y tengo a cuatro agotados médicos viéndome de manera expectante, como si acabaran de revivir a un muerto... ¡Oh, rayos! No quiero ser estúpido, pero espero equivocarme en lo que estoy comenzando a imaginar.

—Eh... ¿Hola? —los médicos, muy sorprendidos, comienzan a reír y puedo ver a una enfermera comenzar a llorar detrás de ellos y luego salir de la habitación. No entiendo por qué ella me parece muy familiar, pero decido ignorarlo y me concentro en los desquiciados doctores.

—¿Alguno podría explicarme qué está pasando? —es extraño, mi voz suena más profunda de lo que recuerdo.

—Bienvenido, Max. ¿Cómo te sientes?

—¿A qué se refiere con bienvenido? —mierda, que no diga lo que estoy pensando.

—Maximus, estuviste en estado comatoso durante diez años y te acabamos de recuperar —no puede ser, lo dijo.

—Espere, ¿es broma? ¿Estaba en coma?

—Así es, llegaste aquí muy golpeado y luego de que tuvieras fuertes convulsiones debido a una contusión en tu cráneo te desmayaste y no volviste a despertar.

—¿Y tardaron diez años en lograr despertarme?

—Bueno, la verdad habíamos perdido las esperanzas luego del primer año, pero tus padres nunca aceptaron la eutanasia. Y hace unos minutos tu ritmo cardíaco comenzó a descender demasiado, tuvimos que desfibrilizarte y mágicamente despertaste luego de eso. Pensándolo bien, quizá debimos hacer eso desde un principio, nunca lo intentamos.

Me cuesta creer lo que me dice el médico, pero con esa explicación todo tiene un poco más de sentido. La luz que miraba era el maldito foco de la sala donde me encuentro; la sensación extraña en mi pecho era el desfibrilador; y puede que lo demás era mi alma vagando en mi inconsciente o algo así.

—Doctor, ¿Dónde está mi familia?

—Tu madre está en la sala de espera, tuvimos que sacarla cuando tu ritmo cardiaco comenzó a descender, te haremos un chequeo general y luego podrás verla.

Los cuatro médicos comenzaron a hacerme todo tipo de exámenes. Me siento muy confundido, no entiendo cómo quedé en estado de coma, ni siquiera recuerdo nada previo a la calle de los árboles; para colmo tengo una sensación de miedo y vacío en mi pecho y no creo que se deba a las quemaduras del desfibrilador. Quizá esto sea un efecto secundario de haber estado en coma durante tanto tiempo.

Luego de un rato, los médicos terminan de hacerme los chequeos y de sacarme sangre para otras pruebas. Necesito ver a mi familia y más importante, me urge darme un baño.

—Doctor, ¿ya puedo ver a mi madre?

—Oh, sí, solo queda esperar los resultados del examen de sangre, así que ya puedes verla tranquilamente; iré por ellos y de paso le diré a tu madre que pase.

—Está bien, muchas gracias.

Veo al doctor salir por la puerta y quedo totalmente solo en la habitación del hospital. Estoy muy incómodo, me siento en la cama con mucha dificultad e intento ponerme de pie para al menos estirar los músculos un poco, pero al parecer estoy más débil de lo que pensé porque al ponerme de pie pierdo mi fuerza y caigo sentado en la orilla de la cama. Mientras caigo escucho que se abre la puerta y una voz me grita:

—¡Maximus, ten cuidado! —reconozco la voz de mi madre, pero, al igual que la mía, esta me parece distinta. 

—¡Mamá! —me volteo muy emocionado para verla, pero lo que tengo enfrente me sorprende demasiado al borde de hacerme llorar.

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⏰ Última actualización: Mar 10, 2020 ⏰

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