Passion [NaLu/LEMON]

La noche de fiesta

- ¡Tíos, os quiero! No sabéis la sorpresa que me habéis dado en la disco, ¡No esperaba encontrarme con vosotros! - un hito de borracho hasta las trancas interrumpió su matraca sin descanso. Gray palmeaba su espalda mientras lo agarraba junto con Gajeel para que no se estampara contra el suelo de mi precioso jardín.

- Si, si. Lo tuyo es amor del bueno, colega. - dijo Gray - Ha sido un reencuentro que te has tomado con mucho entusiasmo - soltó Gray con sarcasmo.

- Más que entusiasmo - interrumpió Gajeel - con tres botellas de ron él solo.

- ¡Y todo a pelo! - volvió a gritar el tarado, del cual no recordaba ni su nombre ni como mierdas se nos había agregado en la fiesta.

- Cállate ya, joder - dije malhumorado. Estábamos frente a mi casa y el muy idiota estaba montando un espectáculo en mi urbanización pija - me van a denunciar por escándalo público.

       Venía escuchando voces desde hacía poco. Por un momento pensé que escuché el sonido del motor de un coche, posiblemente sería Natsu, pero me extrañaron tantas voces. Yo había llegado hace poco y había ido directamente a la habitación de Natsu para comprobar que no estaba. Era bien entrada la noche y no esperé que hubiera salido.

       Las voces provenientes de fuera seguían, pero esta vez más cerca. En un segundo, escuché las llaves de la puerta principal, girar y abrir. Y más gritos masculinos, los cuales no eran de Natsu, parecían divagar a cada palabra que decía. Decidida a comprobar quién era, me asomé al pasillo que daba directamente al salón.

       Entonces vi a Gajeel y a Gray, que de espaldas a mi no se percataron de que estaba allí. Al momento, un tipo alto entró en escena casi balanceándose. Puramente borracho. Pero al contrario de los amigos de Natsu que ya conocía, este tipo rubio salió disparado hacia mi en cuanto me vio. En un acto reflejo, volví a entrar en el cuarto de Natsu.

- ¡Sirena!

Antes de que pudiera cerrarle la puerta en las narices, muy rápidamente puso un pie en la puerta, y con la fuerza que no debería tener un borracho, echó prácticamente la puerta abajo. El tipo me miraba con cara de asqueroso deseo. Fui alejándome de él dando pasos hacía atrás.

- Rubita... - canturreaba el cerdo desconocido. Movió sus brazos en mi dirección como si fuera un niño pequeño - ven a mis brazos, linda...

Su sonrisa estúpida me produciría arcadas como siguiera allí mucho tiempo. Sin una palabra, cogí mi bolso y lo rodee para salir airosa, pero no funcionó. El borracho insistente, me cogió de la cintura y de un movimiento rápido me tiró a la cama, donde había pasado tantos ratos con Natsu. ¿Dónde estaba?

El cerdo hijo de su madre, se tiró encima de mí intentado besuquearme.

- Bonita, hueles divino.

En su guardia baja mientras se restregaba contra mi, le di con el bolso en la cabeza y le rompí las pelotas de un rodillazo. Con un grito de dolor, se encogió y aproveché para quitarmelo de encima y tirarlo al suelo de un empujón.