Aclaraciones antes de leer:
La historia en sí será narrada por los gatitos.
Sus diáolgos se diferenciarán de esta forma: << >>En Halloween las creencias sobre animales de mala suerte rondaban por los humanos, y muchos al verlo corrían horrorizadas o peor aún, los mataban. Quizá fue por eso que mi madre me abandonó. No tenía que lidiar con una creatura portadora de la mala suerte nunca si me dejaba a la deriva... mi destino era morir de todos modos.
–¡regresa gato maldito! – Había hurtado una bola de albóndiga recién servida y ahora huía de aquel hombre con cuchillo en mano que de seguro si me alcanzaba me degollaría vivo.
Corría tan rápido como mis patas me permitían. Tenía que llegar con él. Di vuelta, salte algunos muros de bajo nivel. Me colé por los huecos de las puertas hasta llegar a un edificio vacío. Lejos visualizaba una caja de cartón, algo rasgada pero suficientemente grande para que él y yo vivamos bien.
<<Regresé...>> anuncié y salté dentro de aquella caja topándome otro felino de proporciones pequeñas y pelaje naranja. Él se alegró de verme y saltó hacia mí con suma felicidad.
<< ¡Llegaste!... estaba preocupado>> musitó untando su lomito en mí, sólo me limité a lamerle el pelaje y después echarme dentro de la caja. Estaba cansado y el aire no llegaba a mis pulmones.
<<te traje lo que te gusta...no tiene cebollines>> le informé viendo cómo el otro olfateaba algo sospecho el bollo de carne que había traído y, al oír que no tenía esas cosas verdes sonrió con asombro y dio un bocado. Sabía que me dejaría un pedazo, siempre lo hace.
<<yo ya comí...anda gástalo>> aunque era mentira, prefería a que él comiese. Tiene tantas energías que no comer en horas lo vuelve débil. Eso me preocupaba bastante. En el fondo deseaba tener muchas más cosas para él, aunque sea una cama aceptable con mullidos cojines y siempre una charolita de comida llena...
<<Ao...>> ese es mi nombre, decidimos llamarnos así desde que éramos cachorros ya que ambos crecimos en la calle <<aún tengo hambre>> era de esperarse, además de comer en grandes cantidades, Mitzu-ese es un nombre- tiene un estómago de un rumiante.
<<lo se...pero por el momento confórmate con eso... prometo traerte más la próxima vez>>
<<Quiero ir contigo>> cuando me dijo aquello, me levante de golpe. Él ya estaba sobre mi acurrucado. Negué la cabeza y lamí la suya tratando de sacarle la idea que tenía. A decir verdad, no quería que viniera. Las calles son peligrosas y hay mocosos estúpidos que sólo osan lastimarnos; no me perdonaría el hecho de que saliera herido.
<< ¿Por qué? Quiero ayudarte a buscar comida>>
<<Puedo solo, tu ocúpate de que ninguno otro animal entre a nuestra guarida>> de alguna forma tenía que convencerlo. Hizo una especie de puchero y mordisqueo mis orejas.
ESTÁS LEYENDO
LA HISTORIA DE DOS GATOS [SARUMI]
FanfikceHistorias narradas desde la perspectiva de dos simpáticos gatitos. Con rasgos similares cierto par de chicos.