Epilogo

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Vi a Sebastian entrar por la blanca puerta, tras un ramo de rosas, su tierno rostro apareció. Angel, de la mano de su papá, sonrió ampliamente y quiso zafarse del agarre de Sebastian.

-¡Mami!-gritó Angel y llevó a rastras a Sebastian.

-Espera, hijo-dijo Sebastian y le soltó la mano.

Mi esposo se volvió y cerró la puerta de la habitación.

-¡Te he extrañado mucho!-dijo Angel y apoyó su rostro en el borde de la camilla.

-Mi amor, yo también-dije y acaricié su pequeña mano.

-Juana se ha ido, le dije que se quedara contigo hasta que volviera con Angel-se quejó Sebastian y se acomodó a un lado de la camilla-. ¿Estás bien?

-Muy bien-le sonreí débilmente.

-¿Mis niñas?-preguntó Sebastian.

-¿Mis hermanas?-preguntó Angel.

Sebastian me dio el ramo de rosas y besó mis labios.

-Te amo, _______.

-Yo también te amo, Sebastian -volví a sonreírle-. La enfermera me ha dicho que están muy sanas y que son hermosas.

-Con una madre como tú, de seguro son hermosas.

Sebastian desvió la mirada y la posó en Angel. El niño, estaba inclinado sobre la cuna de Sofia y le sonreía con ternura.

-¿Ella es Sofia?-preguntó.

-Ella es, Sofia, tu hermana menor-le dijo Sebastian y cruzó la habitación para ir con Angel.

-¿Me tomas en brazos, papi? No veo a Isabella.

Sebastian tomó a Angel en sus brazos y se inclinó un poco sobre la cuna de Isabella. Angel sonrió y se tapó la boca con ambas manos.

-Es igual a Sofia.

Reí levemente y Sebastian se unió a mis risas.

-Son gemelas, Angel-le explicó Sebastian.

-Oh mi Dios-dijo Angel-. ¿Cómo haremos para saber quien es quien?-preguntó.

-Es fácil-respondió Sebastian-. Observa los ojos de Sofia, son como los tuyos y los míos-Angel frunció el ceño.

-Sofia está dormida.

-Lo sé, hijo. Pero, cuando despierte, puedes fijarte en eso.

Isabella se movió un poco y refregó una de sus manitas en sus ojos. Abrió lentamente uno y luego el otro. Angel la observó atento y luego alzó su mano para agitarla en un saludo.

-Ella es Isabella-le dijo Sebastian-. Es quince minutos mayor que Sofia.

-Pero no mayor que yo-dijo Angel observando a Sebastian-. ¿Mami me sigue queriendo?

No hablé, estaba débil, no tenía casi fuerzas. El parto de las niñas había sido terriblemente doloroso, y sufrir en medio del parto no era nada agradable. Sebastian, luego del parto, había estado pendiente de mí, pero sus insistentes preguntas me sacaban de quicio y terminamos por tener una pequeña discusión. La cual, se arregló cuando nos dieron a las niñas, sanas y limpias.

-Mami te ama, al igual que yo y al igual que van a amarte tus hermanas.

Angel sonrió y pasó sus pequeños brazos por el cuello de Sebastian, lo abrazó fuertemente.

Dos días después, me habían dado permiso para salir del hospital. Mientras Sebastian cargaba a las niñas, Angel se encargaba de llevar los globos y yo, llevaba el bolso.

My Beautiful Beast-Sebastiam Villalobos (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora