"¿Más perfecto? Imposible."

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Si alguna vez Sebastian había sido malo, no lo recordaba. Se comportaba de lo más tierno con sus dos hermanos, por la mañana trabajaba, por la tarde jugaba con ellos mientras yo estudiaba y por la noche compartíamos la cena todos juntos. Y cuando las vocecitas de los niños dejaban de escucharse por los pasillos, Sebastian se convertía en un amante sensacional.

Ambos debíamos admitir que mis suegros nos habían dado una hermosa oportunidad para probar suerte como padres y aunque Sebastian se quejara cuando Gabby despedazaba las flores y Juan hacia pataleta por todo tipo de juguetes en el supermercado, parecíamos toda una familia. Claro que no era de lo más normal, porque ellos eran los hermanos de mi esposo y la “familia” acababa cuando Karen y Joan volvieran de su viaje.

-Me rindo -gritó Sebastian mientras bajaba las escaleras-. No sé como hace mamá para peinar a ese niño, es que no se queda quieto - se quejó.

-No es tan difícil- dije divertida mientras él se sentaba a mi lado.

-¿Por qué no lo intentas?-preguntó encendiendo el televisor-. Juan, ¡ven aquí!

Tras escuchar el grito de Sebastian , Juan bajó las escaleras corriendo con entusiasmo. Su escaso fleco estaba enmarañado, su cabello tenia rastros de gel mas disparejos que los dientes de un tiburón.

Contuve la risa al verlo acercarse a mí. Sebastian frunció el ceño y Juan alzó los hombros defendiéndose. Senté a Juan sobre mi regazo y observé a Sebastian con detenimiento.

-Vas a traumarlo si sigues haciéndole estos peinados-lo regañé y luego reí.

Golpeó levemente mi hombro para luego quejarse con el ceño fruncido.

-No es mi culpa, nunca nadie me ha enseñado.

-Sebastian , por Dios, ¿Como te peinas tu?

Juan rió y Sebastian volvió a fruncir el ceño. Se cruzó de brazos y apoyó su espalda contra el sillón.

-Es diferente -dijo como un niño regañado

-Ve por el cepillo y un poco de gel -le dje a Juan tiernamente

El corrió escaleras arriba y me acerqué a Sebastian .

Nadie te ha regañado, tontito-besé su mejilla-, y no le has arruinado el cabello. Estaba molestándote, no seas tan sensible.

-Es que no sé cómo peinar a un niño -observó el televisor sin prestarle atención alguna-. A ti no te tengo que peinar.

-Ya, deja de lamentarte, señor sensibilidad-dije riendo.

-Aquí llego yo-gritó Juan saltando desde el último escalón.

Sebastian volteó a verlo y le sonrió, su hermano le devolvió la sonrisa y se sentó sobre mi regazo. Sostuvo el cepillo entre sus delicadas manos mientras yo me dedicaba a arreglar su cabello.

-Sebastian, observa-dije mientras extendía para que Juan me pasara el cepillo-. Primero, debes desenredarle el cabello.

Pasé el cepillo por toda la longitud del cabello. Quedó perfectamente peinado, luego tome el sobre de gel y lo empece a untarlo por su cabeza, acomodándolo categóricamente.

-Y Asi es como peinas a un niño.

-¿Puedo intentarlo?-preguntó arqueando una ceja.

Juan observó a su hermano y frunció la boca. Sebastian rió y Juan le regaló una sonrisa. El pequeño se giró y me abrazó tiernamente.

-Gracias, _______-murmuró y se alejó de mí.

Se bajó de mi regazo y se puso de pie para luego correr escaleras arriba. Sebastian volvió a centrar su vista en el televisor, pero como antes había sucedido, no prestaba atención alguna.

My Beautiful Beast-Sebastiam Villalobos (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora