Lo que temíamos

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Sofía no daba más de alegría, se preguntaba cómo es que se había metido en esa relación, todo había sido tan rápido, que todavía no lo asimilaba. Después de la clase de física tenían un corto descanso, Sofía salió tranquilamente del salón, caminando despacio, pero cuando ya estaba por cruzar la puerta escucho su celular sonando, se dio vuelta y busco su celular dentro de su mochila, le había llegado un mensaje:

  SOFÍA YA PASO LO QUE TEMÍAMOS, ELLA ESTA BIEN, ESTOY EN EL HOSPITAL VEN RÁPIDO.

Palideció al segundo, ese mensaje era de su madre, y significaba que algo muy malo le había pasado a su hermana “lo que temíamos” aquello era lo atormentaba a su madre y a Sofía hace días, en realidad hace meses. La hermana de Sofía, Antonia, tenía 15 años y era igual de hermosa que su hermana, tenía unos bellos ojos pardos y el cabello castaño rojizo, era pálida, con pecas  y de labios carnosos. Había caído en una profunda depresión hace más o menos 7 meses, comía muy poco, apenas hablaba y lo único que hacía era dibujar en una croquera que tenía y no dejaba que nadie viera sus dibujos. Se había cortado repetidas veces los brazos con los objetos que encontraba a su alcance, por esto tuvieron que remover todos los cuchillos y objetos punzantes de la casa, pero aun así ella encontraba la manera de hacerse daño a sí misma, comenzó a deprimirse mucho con la muerte de su padre, y para rematar luego de eso se vio obligada a terminar con su novio, era mayor que ella, llevaban una relación hace 3 años e incluso habían hablado de casarse en el futuro pero luego ella descubrió que éste se acostó con distintas chicas durante su gira de estudios, que la engañara de esa forma, justo después de la muerte de su padre, la rompió por completo. Hace unos días Sofía había entrado a la habitación de su hermana cuando ella se había ido al patio trasero de la casa a dibujar, Sofía estaba hablando por teléfono y le iban a dictar un número. Al entrar buscó dentro de sus cajones algún lápiz y una hoja de papel, encontró una hoja y un lápiz en el segundo cajón los tomo y comenzó a escribir el número, cuando termino de ocupar el lápiz lo guardo en el cajón y estuvo a punto de cerrarlo pero se dio cuenta que bajo el, había una carta que decía “Querida familia y amigos” en el sobre, la tomó, la abrió y comenzó a leer:

Querida familia y amigos:

 Sé que me comporte muy extraña en los últimos meses de mi vida, sé mamá, que nunca entenderás porque tomé esta decisión de terminar con mi vida, pero si tan solo supieras como estoy, como me siento por dentro… Si tan solo supieras…

 Siento como si quemaran cada parte de mi cuerpo por debajo de mi piel, como si me hubieran atravesado una espada sobre el corazón, siento este tremendo vacio en el estomago y en los pulmones, como si la comida ya no me nutriera, y como si el aire ya no sirviera, cada vez que respiro no siento nada en absoluto, como si mis pulmones estuvieran llenos de una materia negra y no logro llenarlos para respirar bien… Mamá si tan solo supieras…

He sentido lo que es el infierno, lo siento cada día, cuando despierto y me doy cuenta que estoy viva, me culpo por no poder morir naturalmente, tener un paro cardiaco, o una enfermedad lenta y mortífera, que no se cure nunca, por lo tanto decidí terminar con mi vida, aunque nunca entenderás mis razones, quisiera que sepas que esto no es culpa tuya, ni de Sofía, ni de papá, ni de Axel, no es culpa de nadie… Solo mía…

Sofía, nunca olvidare cuando jugábamos en el patio a las escondidas, cuando hacíamos planes secretos para robar un trozo de pastel, esos días de verano y alegría que me diste cuando éramos pequeñas, no los olvidare nunca. Tampoco olvidare jamás el apoyo que me diste luego de la muerte de papa, tu ya lo habías asimilado, pero somos muy diferentes y tu siempre fuiste la más fuerte, no olvidare tampoco todo lo que hiciste por mi luego de Axel, siempre serás mi mundo junto con mamá. Déjame decirte que te extrañaré mucho y mi alma te querrá por siempre, ¿Quién sabe? Quizás nos volvamos a ver algún día de estos.

Sofía soltó la carta dándose cuenta de que la había mojado entera con sus lagrimas, Antonia quería suicidarse.

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Luego de haber encontrado la carta, la volvió a guardar en el sobre y cerro el cajón. Sofía fue corriendo al patio asustada pensó que quizás Antonia se estaba matando en ese preciso momento, bajo las escaleras rápidamente y a mitad de camino tropezó con Antonia que subía su habitación y la miraba extrañada, Sofía no sabía si decirle que había visto la carta o no, aquello podía hacer que Antonia se enojara mucho con ella y dejara de hablarle por completo, titubeó unos segundos y luego comenzó a hablar en voz baja y segura;

-Antonia, quiero que sepas que te quiero mucho, no le diré a mama sobre la carta, pero debes prometerme que no te harás daño así nunca… Jamás…-

Antonia la miro decepcionada y por primera vez en meses se vio otro sentimiento en su rostro aparte de la profunda pena que sentía, la rabia.

-Viste la carta…- dijo en voz baja, casi imperceptible-Ven, te mostrare algo- prosiguió caminando hacia su habitación. Sofía la siguió sin entender sus intenciones, pero se sentía feliz de que ella al fin le hablara más de 5 palabras en un día, además iba a mostrarle algo. Antonia camino hacia su cama y se agacho para buscar algo debajo de ella, era un lienzo enorme y lo puso encima de la cama para mostrárselo a Sofía.

Sofía estaba muy impresionada la pintura parecía una fotografía, cada detalle era perfecto, cada vuelta que daba era completamente diferente, cada parte un mundo nuevo, la creatividad era explosiva y latente en el cuadro, se podían ver unos enormes rostros en el centro, los principales supuso Sofía, eran tremendamente realistas, estaba el rostro de mamá, el de papá y el de Sofía, atrás había un colorido fondo y otros rostros que eran igual de reales, Sofía logro distinguir a Axel dentro de la multitud. Además había una chica muy parecida a Antonia con el rostro muy triste en una de las esquinas.

-Lo único que está mal en ese cuadro- comenzó Sofía -es que tu eres más bonita, que la chica de la esquina- espetó sincera.

Antonia sonrió de medio lado por unos segundos, Sofía pestaño varias veces para asegurarse de que esa sonrisa no era parte de su imaginación, cuando estuvo segura la observo mientras sonreía, así se veía perfecta. Antonia suspiro y comenzó a hablar con tranquilidad y con lentitud como si tuviera que decir algo muy difícil;

-Quiero que pongas este cuadro en la entrada del lugar en donde hagan mi funeral, quiero que todos lo vean, las personas del cuadro son gente importante para mí, los que marcaron mi corta vida. Sé que te costara entender mis razones, pero quiero que aceptes mi decisión y guardes este secreto, después de todo es mi vida y yo decido que hacer con ella, incluso aunque mi decisión sea terminar con ella- cuando terminó de hablar pareció que se sacaba un peso de encima.

Sofía dudo sobre que responderle, meditó durante varios minutos, mientras Antonia la miraba distraída y parecía sonreír cada cierto tiempo, como antes, cuando Antonia era una chica divertida, alegre y muy distraída, era muy madura para sus decisiones, al menos mucho más que Sofía. Sofía miro a Antonia con tristeza y finalmente le respondió segura;

-No le diré a nadie, pero debemos seguir teniendo estas conversaciones, extrañaba hablar contigo como antes, debes volver a la escuela un día de estos y al menos despedirte de tus amigos antes de que… ya sabes, te mates, y bueno cuando eso suceda creo que tienes muy claro que te extrañare mucho.

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Mi amor casi platónicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora