Chapter6:-
Estaban todos reunidos en la sala principal, y un silencio algo incómodo invadía la habitación ocupada.
-Es necesario hacer esto.-dijo con algo de molestia él dueño de casa.-Ella está bien aquí, ya se acostumbró.
-Rosé es mi hija, y debe estar con sus Padres. Roseanne.-llamó a la menor.-Ve a hacer tus maletas.
-No.-se negó sorprendiendo a sus mayores.-No quiero irme, me gusta aquí.
-Eres menor de edad, haz casó a lo que te digo.
-Es mi casa, no vengas a ordenar aquí.-ambos hermanos se levantaron dispuestos a pelear.
-Mira. Muy bien sera tu casa, pero ella es mi hija, y debe de hacer lo que yo le diga.-demandó él mayor.
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-Vamos Rosé, sube al auto.-le ordenó.
-No quiero, papá; déjame aquí. No quiero irme.-forcejeaba con su padre.
-Sube niña insolente. Debes de hacernos caso a lo que decimos,ahora sube o lo haré a la fuerza.-amenazó a la pelinaranja.
-Papá~...
Él hombre la tomo por la fuerza, y la subió obligada a la parte de atrás del taxi.
Ella gritaba y lloraba ante la acción, no quería irse; no ahora.Los dos adultos subieron luego, él Park le indicó donde se dirigían al chofer, y el auto se colocó en marcha.
-¡Rosé! ¡Rosé!-gritaba él moreno mientras corría tras él auto.-¡Roseanne, no te vayas!
-¡Jimin,Jimin!-gritaba también a través de la ventanilla.-¡Jimin, ayúdame!-lágrimas corrían por sus mejillas mientras estiraba su brazo, intentando que la alcanzará.
Él automóvil giro en una esquina y los perdió de vista. Cayó de rodillas y golpeó él pavimento con furia.
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Miraba él cielo oscuro por la ventanilla. Sus padres a su lado dormían. Sus ojos estaban rojos y cristalinos de tanto llorar. Toco su bolsillo y de allí sacó la carta que él pelinegro le había dado antes de irse. La abrió y lágrimas nuevamente comenzaron a salir de sus oscuros ojos.
Te esperaré, aún que muera en él intentó.
Te amo.P.J.
-Y-yo también te amo.
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Tres años después ...
-Estamos aquí, para despedir a un gran hombre.-decía ante la gente.-Fue padre, abuelo y amigo de familia. Park Hyun Shik, te recordarán, aunque tu presencia no sea en carne y hueso.
Todos vestían de negro ante el funeral, había asistido mucha gente. Entre la cual, estaba ella; la miro y esta solo abrazaba a su madre mientras sollozaba. Era duro, pero tenía que ser fuerte, él anciano tenía cáncer y eso ya no tenía remedió.
-Tíos.-se acercó haciéndose notar.
-Jimin~.-lo abrazó y encendió su rostro entre él hombro y cuello del muchacho. Había crecido demasiado en este tiempo, y no lo iba a negar... Estaba más hermosa desde la última vez que la vio.
-Ahora está en un mejor lugar.-la consoló.-También era mi abuelo. Tranquila, todo estará bien.-le beso la frente y le quitó el rastro de lágrimas.