Un gélido viento recorrió cada parte de mi cuerpo mientras me encontraba tumbada en la mojada y espesa nieve, con mi uniforme blanco como el panorama y con la mira de mi rifle vigilaba con cautela lo que era una instalación rusa abandonada. A mi lado se encontraban más marines trabajando mutuamente. Nuevos enemigos nos acechaban, pero en esta situación solo pensaban en una cosa:
«Ellos me habían arrebatado una parte de mí y no descansaría hasta volverlo a tener a mi lado, otra vez.»
Solo un segundo paso en mi mente que mis labios comenzaron a templar de tan solo recordar sus ardientes besos, sus oscuros ojos me miraban fijamente como siempre solía hacerlo y su tacto era tan delicado y seguro que hacía de mi cuerpo un incendio; sin darme cuenta una solitaria lágrima se deslizó por mi mejilla, de solo pensar que ya no lo vería regresar a mí, de que todo había terminado tan bruscamente, de que sin darnos cuenta que cada misión podría ser la última, simplemente nos habíamos dejado llevar.
Cerré bruscamente mis ojos obligándome a reaccionar, debía concentrarme, tenía que rescatarlo y debía que ser ahora.
A medida que las horas pasaban y la instalación no daba señales de movimiento alguno me erguí para continuar avanzando. En eso mis compañeros comenzaron a protestar:
—¡Stuart! ¿Qué haces? —hablaron en un murmullo.
—Tenemos que avanzar, la temperatura está comenzando a bajar, no aguantaremos mucho aquí. —dije mirando con astucia hacia el abandonado edificio— debemos averiguar que esconden ahí, si no es el lugar donde tienen secuestrado a nuestro teniente, debemos seguir buscando.
—¡Pero tenemos órdenes directas de solo quedarnos a vigilar! —dijo un soldado novato, sus gafas lo delataban de ser un experto en estadísticas. Por un momento me recordó a Colton.
—¿Cómo es tu nombre Soldado? —Pregunté curiosa.
—Soldado Adam Trey.
—Bien Trey, aún no me conoces, pero soy famosa por romper esas órdenes —concluí dirigiéndome lentamente hacia ese oscuro y tenebroso lugar.
Mis pasos se volvían cada vez más lentos y precisos, los rusos eran muy astutos en lo que respecta a trampas, un paso en falso y toda la tropa quedaría atrapada. Avanzamos con total cautela, el silencio era angustiante hasta que de pronto el crujir de una rama nos alertó; rápidamente conduje mi rifle en dirección al oscuro bosque, los soldados a mi lado repitieron mi acción. Esperé y esperé hasta que rápidamente un venado paso por nuestro lado corriendo asustado. Uno de los soldados apretó el gatillo haciendo que el sonido de la bala retumbará en ese frío lugar, precipitadamente caímos al suelo con la vista fija en el establecimiento, el sonido de los cuervos huyendo asustados era lo único que se oía en aquel lugar, todo seguía luciendo raro y solitario.
Mis esperanzas de poder encontrar a Chase se volvieron apagar momentáneamente.
Seguimos avanzando hasta casi salir del bosque, luego de salir nos esperaba unos cuantos metros de campo de nieve donde seríamos una presa fácil de cazar, por eso debíamos de actuar con rapidez y destreza.
Justo a pocos metros de abandonar el bosque unas luces aparecieron de repente. Actuamos velozmente camuflándonos con el ambiente. Las luces provenían de dos automóviles, ambos se estacionaron a poca distancia del edificio. Dos sujetos uniformados salieron inesperadamente, posicioné mí vista en la mira telescópica para realizar mi movimiento ante cualquier sospecha de amenaza, aquellos sujetos se dirigieron hasta el segundo automóvil, al parecer alguien importante les hablaba dentro del mismo. Ambos sujetos asintieron y volvieron a su coche. Se apresuraron a abrir el maletero y de éste sacaron un cuerpo inerte. Lo tumbaron en el suelo bruscamente. Posicioné la mira en el pobre sujeto y quedé en completo shock al reconocer la gorra de Chase. Mi cuerpo comenzó a temblar de un modo desenfrenado. Las extrañas personas aún no se habían marchado, pero necesitaba correr a su rescate. Necesitaba saber si aún estaba con vida.
Mi cuerpo reaccionó para ir a su encuentro, pero uno de los soldados me detuvo. Luché contra él, pero su fuerza ganó:
—Aguanta Stuart, talvez es una trampa.
«No podía aguantar, no podía verlo así. Él me necesitaba.»
Segundos después aún trataba de zafarme del agarré del gigante soldado, pero acabé cuando sentí el motor rugir de aquellos dos vehículos. Se iban dejando a Chase en el medio del campo de nieve. Fruncí mi ceño sin entender ese extraño movimiento.
Mi compañero me soltó dejándome libre para ir tras del teniente. Corrí rápidamente mientras los soldados resguardaban mi espalda.
Mientras corría me detuve de improvisto cuando noté que Chase se encontraba de espaldas a mí totalmente erguido.
—¿Chase? —Pregunté con voz de esperanza.
El teniente se dio vuelta lentamente hasta que algo en su mirada hizo estremecer mi cuerpo. Sus ojos cafés me miraban secos y con indiferencia.
Los soldados fueron a su encuentro y Chase los saludó normalmente mientras que yo aún estaba parada a pocos metros de él.—Chase —repetí.
Éste volvió a dirigirme la fría mirada. —¿Tú quién eres? —su voz profundamente notoria se metió dentro de mi corazón partiéndolo en pedazos.
Aún estaba paralizada tratando de entender la situación. Los soldados fueron en su ayuda y comenzaron a marchar junto con él hasta que pasó por mi lado mirándome vacíamente. Su hombro chocó el mío, haciéndome girar para verlo marcharse de la forma que nunca hubiera imaginado. Algo pasó que ya no podía recordarme, pero aun así recordaba que era un soldado.
«Ahora solo éramos dos extraños.»
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EN EL LÍMITE©SAGA DISPARA#2 (Completa En DREAME)
Roman d'amourSEGUNDA PARTE DE LA SAGA DISPARA. Amelia y Chase tendrán que enfrentar un nuevo desafío y con ello la falta de memoria que sufre el teniente al haber sido secuestrado por un enemigo desconocido. ¿Podrá Amelia seguir resistiendo ante la falta de inte...