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-No entiendo como lo haces-me dijo Astoria, una compañera de internado, en el almuerzo.

La mire sin entender. Lo capto enseguida. Astoria es una muchacha inteligente, demasiado para su bien.

-El rumor corrió, otra vez. Te liberaste de tu terapeuta ¡ni siquiera tuviste que amenazarla o atacarla! Juro que todos te envidian.

-Ellos-dije refiriéndome a quienes nos supervisaban y "cuidaban", hablándole por primera vez, Astoria me miro sorprendida-creen que somos psicópatas, entonces yo les doy el pequeño placer de que crean que es verdad.

-Mierda-soltó- ¿Qué es lo que les dices?

-La verdad-mi voz aun sonaba ronca por la falta de uso, pero poco a poco volvía a acostumbrarme-la más pura verdad-sonreí con cinismo.

-La más cruel verdad.

-La verdad no es buena ni mala, Astoria.

Me levante de mi sitio, ya había terminado mi almuerzo.

-Espera-me detuvo- ¿Vas a decirme tu nombre?

Negué casi imperceptiblemente con la cabeza y me marche a mi celda. Nadie sabía mi nombre. Nadie al que no quisiera hacerle daño.

My NameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora