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Hace algunos años ella tuvo la suerte de conocer a un hombre que se estaba desintegrando, su cuerpo se caía para dar paso a polvo estelar, siempre que caminaba iba dejando rastros de cenizas azul marino. El menciona que sus recuerdos aquel entonces estaban distorsionados, que la realidad no parecía ser la realidad, y ella una viajera nómada, capaz de ver una sinfonía de estrellas en un color blanco.

No pudo hacer más que apiadarse de él.

La primera vez que lo vio fue en una librería, la mas grande que había en la zona. Ella estaba hipnotizada observando las portadas de los poemarios, cuando una ceniza azul le llamó demasiado la atención.

Con el rabillo del ojo siguió el rastro, hasta que su mirada dio con un hombre, algo encorvado observando la contra tapa de un libro de crímenes.

De ahí en mas comenzaron a toparse muy seguido hasta que por consecuencia de los hilos, empezaron a hablar. El le prometió que si alguna vez se volvía polvo estelar por completo, la visitaría para darle un diario, uno sobre el universo. Ella le prometió que le escribiría cartas, contándole que se siente ser mortal, lo que cuesta levantarse un lunes en la mañana, el sonido del silencio, el sabor de un café caliente, el gusto del sol mañanero en la piel, como se ven las luces de los faros y muchas cosas mas.

Así siguieron divagando entre constelaciones, manchas de humedad, cielos en negativo y almas con la magia de un artista.

Hasta que de pronto ella sintió como un liquido con gusto salado corría por sus mejillas, entonces él paró abruptamente y la miró con esa profundidad en sus ojos.

Y así se fueron, caminando, un joven que se convertirá un día en polvo estelar y una viajera mágica.

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⏰ Last updated: Nov 02, 2017 ⏰

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Cartas de una viajera en tránsitoWhere stories live. Discover now