Capítulo 22

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-Fue un gran día-. Miró a Edd tirado en la cama. Jamás pensó que podría causarle tanta satisfacción acostarse con su hijo.

Su principal idea era sólo dañarlo psicológicamente, hacerlo rogar piedad, dejarlo ir y desaparecer el país lo más rápido posible.

Claro que después del maravilloso día que pasaron juntos había cambiado de planes de una forma inimaginable. Todo dio un gran giro en su mente.

Ese pequeño atado en la cama sólo le pertenecía a él y así lo sería hasta el día de su muerte. Lo mataría antes que tuviera que verlo con alguien más. Si, era un buen plan. ¿Qué podría pasar? ¿Ir a la cárcel nuevamente? Como si eso le importara.

Vivir una temporada en aquel lugar le había servido para encontrar contactos en el bajo mundo. Varios le debían favores y de ser necesario, los cobraría ahora mismo para desaparecer con su pequeño "muñeco".

Por su parte, Edd tenía la mirada perdida en la luna llena, las lágrimas ya no salían, las había agotado totalmente a lo largo del día.

Su mente estaba ausente, quizás por las drogas que le habían inyectado o simplemente por un mecanismo de defensa contra el dolor. Era como millares de agujas que pinchaban una y otra vez sin césar en sus paredes internas.

Las sábanas estaban manchadas con sangre seca. Sus piernas no le respondían. Había caído la noche y la luz de luna era lo único que veía. Lo demás no existía. Sólo era una terrible pesadilla.

-Ahora será una gran noche-. Luego de tomar unas cervezas ya estaba listo para seguir jugando con su hijo. El menor ya no gritaba ni forsejeaba para evitar lo inevitable, le había suministrado buenas drogas.

-¿Seguimos hijo?-.

Edd lo miró con todo el asco que una persona pudiera sentir. Su boca no se abría. Todo lo que estaba pensando decir quedaba así, como un simple pensamiento que no podía ser escuchado por nadie. Era como una marioneta, su padre lo ponía en diversas posiciones a su gusto y no podía escapar por más que lo intentara con todas sus fuerzas.

Su sistema nervioso parecía estar dañado. Lo único que lo mantenía cuerdo y le daba fuerzas para aferrarse a la vida era recordarlo a él. La sonrisa de Nathan viniendo a abrazarlo. Sería una mentira afirmar que solo pensó en él, pues en algún momento recordó a Kevin y deseó tener su fuerza para salir de este problema. Con la fuerza del pelinaranja podría safarse de las cuerdas que lo mantenían cautivo.

-Bien, el que calla otorga-.

El hombre, quien se había mantenido desnudo todo este tiempo, volvió a subir a la cama para volver a disfrutar aquel cuerpo indefenso.

Edd trató de enviar su mente lejos. Debía hacerlo para no sentir como aquel dolor se intensificaba con cada embestida.

Trataba de enviar su consciencia a la luna que estaba viendo, la que de alguna forma le daba paz, sentía aquella luz abrazarlo con dulzura.

La pesadilla acabaría en cualquier momento. De una forma u otra, debía hacerlo. Sólo debía resistir. Sólo eso.

[...]

-Lindura...-. Nathan salía de una reunión de 2 horas. Era el segundo día de su viaje y ya había asistido a 6 reuniones con posibles nuevos accionistas para la empresa de la familia.

En alguna de éstas recibió elogios por tener un perfecto desenvolvimiento a tan corta edad, sin mencionar que los proyectos y gráficas que confeccionada no tenían un sólo error.

Hasta su padre lo había felicitado. 《Ese es mi hijo》Todo estaba más que bien, excepto una sola cosa que empezaba a preocuparle. Edd no le contestaba.

Esos son mis zafiros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora