El sonido de la alarma de mi celular interrumpe mi sueño. El sol aún no sale y el reloj marca las 04:00, a lado mío se encontraba Valentina despierta. La silueta de su rostro y sus pechos ligeramente iluminados por la linterna de la carretera eran encantadores, pero mostraba una mirada de preocupación, al parecer no había conciliado el sueño en toda la noche.
-Valentina, ¿desde hace cuánto que estás despierta? –le pregunté.
-No pude dormir, no puedo dejar de pensar en lo riesgoso que es el viaje. Tenemos todos los procedimientos bien estructurados, pero aun así nunca nadie había mandado una misión tripulada por tanto tiempo ni tan lejos.
-Sí, lo sé, pero es necesario que vaya, la activación del sistema Motojima la puede hacer el sistema automáticamente, pero necesitan monitorear las reacciones del cuerpo humano en las condiciones marcianas. Y yo confío en que no habrá contratiempos, hay muy pocas probabilidades de que choque con un asteroide pequeño o que ocurra una tormenta solar fuerte en mi dirección.
-Cierto, es poco probable –dijo Valentina con menos preocupación.
-Bueno, vamos a desayunar, que en menos de una hora tengo que estar allá.
-Vamos.
Al terminar de desayunar subí al cuarto de mis hijas, aún seguían dormidas, traté de no despertarlas y despedirme de ellas con un beso en la frente a cada una. Me daba tristeza que al despertar no me encontrarían para llevarlas a la escuela, pero procuraré compensarlo al regresar.
Salgo de la casa junto con Valentina, aunque sólo me acompañó hasta mi auto. Ella tenía que estar más tarde en la base de control a las 7:00, pues su labor consiste en poner en operación su nuevo sistema de comunicación. Cuando llegamos a la acera Valentina me abrazó fuertemente, su rostro mostró aflicción y por un momento pensé que lloraría, pero a ella no le gustaba que la vieran llorar. Acaricié su largo cabello rubio y la besé delicadamente, sería nuestro último beso por un largo tiempo.
-Adiós amor –me dijo Valentina.
-Hasta pronto querida.
Cuando llegué al cosmódromo encontré a Stan más apurado que de costumbre, Al parecer me estaba buscando para decirme que teníamos media hora menos para estar listos para la ignición.
-Alik, Necesito que te apresures, prepara tu equipo y ve al puerto de lanzamiento lo más pronto posible. La ventana de lanzamiento se redujo por las condiciones meteorológicas
-Está bien, ¿pero eso no implica ningún riesgo mayor o sí?
-No, pero dificultará la comunicación y los sistemas automáticos.
Fui rápidamente a los almacenes de equipo, tres asistentes me ayudaron a colocarme el traje, a pesar de que éramos varios el proceso llevo mucho tiempo, pero logramos hacerlo en 15 minutos. No era nada cómodo llevarlo, era muy pesado y dificultaba los movimientos. Supongo que me debí de haber visto muy ridículo trotando hasta el puerto de lanzamiento en esa cosa.
Frente a mí se encontraba el BFR de SpaceX, tal y como lo decían era un cohete jodidamente grande e imponente. El módulo Kasei lo coronaba, la forma anticuada de cono del módulo quedaba fuera de lugar con el diseño moderno del BFR pero no era eso lo importante. En medio del BFR y el módulo Kasei se encontraban las 200 bombas de hidrógeno que haríamos explotar en el polo norte, no serán suficientes para darle atmósfera a Marte, pero sería lo suficiente para derretir el polo norte como inicio del proceso de terraformación.
En la entrada a la plataforma se encontraba el director Kozlov dando indicaciones a los presentes.
-¡Alik, que bueno que ya estás aquí! –me dijo entusiasmado –ven, te acompañaré al panel de mando.
Mientras subíamos en el elevador hacia el módulo Kasei el director Kozlov me indicaba los procedimientos que debía realizar durante el despegue, así como explicarme que la misión no estaba programada con mucho margen de error para oxígeno y alimentos, así que el tiempo era crucial y no me podía dar el lujo de desperdiciarlo.
Cuando llegamos al módulo yo me apresuré a abordarlo, era una capsula cónica muy pequeña donde sólo podía estar una persona, a pesar del tamaño poseía cuatro ventanas que permitían ver el exterior, las ventanas estaban bien reforzadas y contaban con un buen blindaje. En la parte inferior contaba con propulsores lo suficientemente fuertes para alcanzar la velocidad de escape de marte.
-Buena suerte Alik, ¡has que la patria se sienta orgullosa de ti!
-Gracias director kozlov.
Pocos minutos después el elevador fue retirado y la comunicación con el cuartel se activó. Rápidamente comencé a activar los sistemas de respiración y presurización, así como a preparar el orden y los tiempos para las fases. Encendí las turbinas del cohete y sentí la fuerza del poderoso BFR.
-Alik, el despegue iniciará en 30 segundos –me dijo Fyodor, uno de los monitores que están en la base desde el comunicador.
-Entendido.
Los nervios me comenzaron a invadir, la travesía estaba a punto de iniciar. Pero no podía dejar que me saliera de control.
-despegue en 5, 4, 3, 2, 1... ¡Ignición!
Sentí una gran presión en mi espalda cuando los motores del BFR se colocaron en máxima potencia. Rápidamente gané velocidad y poco a poco veía el cielo perder su color azul. No podía creerlo, ¡finalmente alcanzaría el espacio!
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Camarada Marciano
Science FictionRelato en conmemoración del 30 aniversario de la misión Sputnik 2. Trata sobre Alik, un cosmonauta que buscará hacer historia siendo el primer hombre en pisar Marte, poniendo en marcha el proyecto de terraformar el planeta rojo y darle a la humanid...