Jules Gallaway

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No soportaba a mi madre. Llevábamos solamente veinte minutos en el coche y ya estaba histérica. Yo le había dicho que fuera por la carretera que atravesaba el bosque y que se encontraba tras el colegio del pueblo, pueblo en el que hasta hace unas horas aún residíamos.

Pero no, ella quería ir por la autopista, como si no hubiera ideas peores.

Lo malo, es que mi madre realmente sabía qué hacer en el caso de que el trabajo de mi padre resultara un peligro para nuestra vida.

Y lo primero que hace es convertirnos en un blanco fácil al mantenernos encerradas en un enorme atasco en medio de la autopista.

-¿Lo cogiste todo?- preguntó mi madre después de haber frenado detrás de un todoterreno negro, demasiado extraño para ser de un simple civil. Pero en esos momentos toda mi atención estaba en la pregunta de mi madre la cual hizo que lo dejara a parte en mis pensamientos y le diera mi atención a ella.

-Si- Le dije enseñándole la mochila con mis cosas dentro.

Estaba nerviosa se le notaba a mil leguas de distancia, en cómo agarraba el volante con las dos manos; con tanta fuerza que sus nudillos estaban totalmente blancos.

- ¿Segura?, ¿Quemaste los carnés y todo con lo que nos podrían reconocer?-

-Si- Conteste en un tono mordaz, que significaba que dejara de preguntarme, porque, si le hablaba mas yo acabaría gritando y ella acabaría llorando como siempre ocurría.

-!Katia, háblame por Dios¡- Me miró desesperada para que hiciera algo para afirmar que estaba allí con ella, yo le devolví la mirada, la mire a sus ojos tan azules que parecían irreales, la mire con mis ojos iguales a los suyos, la única cosa que había heredado de ella, la mire tan fríamente que se echó hacia atrás asustada por mi próximo movimiento y cuando iba a decir algo me interrumpió el claxon de uno de los coches de detrás de nosotras; el atasco ya se estaba deshaciendo y los coches ya avanzaban sin ningún problema, mi madre se giró, agarró el volante, pisó el acelerador y avanzó lentamente detrás de un viejo camaro, hasta salir de la autopista y coger una carretera hacia el aeropuerto.

-Cariño-Susurró, temerosa a hablar más fuerte por si yo explotaba de alguna manera.-Cariño, ya miraste la ficha?- Esta vez la voz le salió más fuerte, para que yo la oyera, hasta parecía que no tenía miedo de lo que pudiera ocurrir si me molestaba en estos momentos en los que mi autocontrol está en el borde de desaparecer.

-Es un asco de persona, bueno, soy un asco de persona- Respondí al fin a su pregunta, con una sonrisa sarcástica.

-Tomaste tus pastillas?- Preguntó.

-No las necesito y me nublan la mente, no puedo pensar bien si me las tomo.- arrugue el ceño y me giré hacia ella confundida.- Estás intentando cambiar de tema?

Mi madre respondió a la pregunta con una pequeña sonrisa, para luego girarse al frente y atender a la carretera.

***

En cuanto mi madre apagó el coche y quito la llave del contacto una carrera contra reloj comenzó, al parecer el atasco nos había retrasado más de lo debido y según mi madre el vuelo saldría pronto. Mientras ella sacaba las dos mochilas del asiento de atrás yo intentaba cambiarme de ropa lo más rápido posible, el aviso de mi padre nos había tomado por sorpresa, y no me había dado tiempo a cambiarme antes de salir de casa a toda prisa asi que debia hacerlo ahora, en cuanto estuve lista baje del coche y comencé a caminar detrás de mi madre, que también se había cambiado la chaqueta y se había puesto una gorra. En una pequeña carrera llegamos a las puertas y las cruzamos a la par. Mi madre me paso mi mochila y se encaminó hacia las taquillas para sacar los billetes.

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