Hurón

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Al hurón que se ensaña con el triste lebrato
por el hocico abajo la sangre le chorrea.

Tú lo has visto y tu grito taladraba la tarde
como un trépano abrupto su pared de cristal.

Azorado, endereza la cerviz y avizora,
a través de la zarza salpicada de luz,

el espanto dulcísimo de tus ojos, el mismo
con que siempre me miras cuando te hablo de amor.

Y de un salto abandona el despojo y se pierde,
lanzadera dorada en la urdimbre del bosque.

-Jon Juaristi

-Ana

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