Capítulo Final.

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Lali

Tenía TODO. Si, tenía TODO. Y no me refiero a lo material. Me refiero a las personas. Tenía un novio hermoso, una hija maravillosa, había formado una familia perfecta. Tenía a mis amigos de la vida, mis hermanos. Tenía a mis bellos padres y mi buena familia.. Tenía gente hermosa a mi alrededor. Tenía salud, yo y todos. Y con eso me bastaba para ser feliz..

UN AÑO DESPUÉS.

-¿Seguras que estoy linda?- era la octava vez que lo preguntaba, mientras me miraba frente al espejo de diferentes ángulos..

Si, había pasado un año.. Un hermoso año.. Mi hija crecía a pasos agigantados, todavía la sentía como la primera vez que la tuve en mis brazos, pero ya era una niña, que con solo un año, hacía muchísimas travesuras, y también te mataba de amor.. Se imaginan la primera palabra que dijo? Yo digo que no.. Porque no fue ni mamá, ni papá.. Fue ¡TÍA! Sí, tía.. Y eso paso porque Eugenia, Candela y Mery se pasaban todo el dia en casa, repitiendole tia tia tia a Allegra.. Y ahora no deja de repetirlo.. Aunque después, dijo mamá y luego papá.. Tambien tio.. Son las únicas palabras que dice, aún es muy chiquita..

Mi maravillosa sobrina Rufina, ya tiene dos añitos, es una nena espectacular, muy feliz y buena, no se despega de ninguna de sus primas.. Y aún con dos años, las cuida demasiado..

Las hijas de Rochi y Mery, ya nacieron.. Tienen 7 y 6 meses.. Son muy hermosas, Sofi (la hija de Gas y Rochi) salió con los mismos ojos de la madre, y la misma nariz del padre.. En cambio Mila (la hija de Mery y Pablo) tiene los ojos de Pablo y después es igual a Mery..

-¡LALI!- y pasaron una mano por mi cara

-¿Qué? ¿Qué pasó?- pregunté

-Dale, se hace tarde. Tenes que entrar. Tu papá ya te está esperando en el auto..

Se me cristalizaron los ojos e hice fuerza para no llorar. No quería arruinar el hermoso make up que mi amiga Mery me habia hecho. Ni el peinado tan delicado que había realizado Candela. Y tampoco el encantador vestido que había diseñado exclusivamente Eugenia.

Estaba llena de miedos e inseguridades. Como una adolescente en su primera vez, o su primera cita. Que se mira y no se convence a sí misma. Pero la diferencia era que ya no soy una adolescente, y esta no es mi primera vez ni tampoco mi primera cita. Esto es mi CASAMIENTO. Y yo ya tenía que salir y dirigirme al auto de mi padre.

Saludé rápidamente a las chicas y a mi hija, y me subí al auto con mi papá. Estaba hecha un manojo de nervios..

Luego de 40 minutos de viaje interminable, llegamos a la Iglesia.

Mi papá me abrió la puerta del auto y me ayudo a bajar..

-Estas hermosa, me pone tan feliz verte bien y saber que a pesar de todo pudiste cumplir tus sueños. Estoy muy orgulloso de vos, hija. Y sabes que siempre pero siempre, vas a contar con tu mamá y con tu papá. Si?- yo asentí emocionada- Te amo- lo abracé fuerte y cuando nos soltamos, acomodó su brazo para que yo pueda enlazar el mío, y así encaminarnos hacia adentro..

Las puertas se abrieron, y la típica música de casamiento sono.

Respire hondo y camine, mientras veía a toda la gente que habíamos invitado. Habían ido todos, no nos había fallado nadie.

Miré para adelante y lo vi a él. Al amor de mi vida. Paradito al lado de su mamá, con una sonrisa hermosa, pero llena de nervios, al igual que la mía. Mi sonrisa seguía creciendo mientras los kilómetros que me separaban del amor de mi vida disminuían..

El interminable camino hacía él, llegó a su fín, mi papá me tomó de la mano y agarró la de Peter, las puso juntas y las apretó.

-Cuidala, respetala. Y sean felices.

"La Vida Sigue"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora