Capítulo 2 - Reverencia a mi tutor.

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Me topé con un majestuoso caballo negro de un fuerte tope, elegante y reluciente. Su jinete, oh Dios, su jinete. Un hombre de unos 20 años, tez cobriza con cabello negro cual el del caballo, tenía una camisa a cuadros  y unos jeans. Sus ojos color ámbar, penetrantes y con unas espesas pestañas. Ambos hacían una pareja perfecta, se reflejaban el uno al otro.
No percibí que se estaba acercando hacia mí, me quite mis audífonos. Aun cabalgando su bestia, se dirigió a mí.


- _____, no? - dijo con su profunda voz.
- Si, y tu eres? - dije con un tono un tanto seductor.
- Srta. _____, yo soy su tutor, Vélez.
- Oh, ya. Hola.
- Bueno, esto será rápido -dijo cortante- acá esta la llave de tu casa, te dejare media hora para que te asientes, para luego comenzar.
- Pero, ni si quiera sé nada de esto - protesté - deberías bajarte de allí y, como caballero, abrir la puerta y mostrarme la casa.
- Disculpa, pero quien da las órdenes aquí soy yo. Yo soy tu tutor, no me puedes dar órdenes.

Bueno, tal vez sería cierto, pero de verdad por cortesía, el debía hacer eso.

- Disculpa, está bien, no quiero entrar en discusión - dije coquetamente - Pero por cortesía no podría?
- Ten las llaves - y me las lanzo, rápidamente las ataje.
- Gracias - musité por lo bajo.

Intenté calzar alguna de las llaves, pero no pude con ninguna. Vélez empezaba a tomar trote con su caballo.

- Hey! Vélez - grité - VÉLEZ!!! Ninguna llave calza!

Si ni siquiera voltearse me hizo un ademán con la mano.

- Oye! Es en serio!

Pero nada, el caballo y su jinete se esfumaron en un elegante trote. Como no encontré nada que hacer, comencé a dar vueltas al los alrededores. Me acerqué a la casa gemela y pude divisar en su entrada una lujosa placa "Sr. Vélez" había dado con su casa.
No tenía a donde ir, así que me senté a las afueras de su casa para esperar a que mi tutor llegara.
Pasaba el tiempo y nada, me dispuse a leer un libro cuando escuche, nuevamente, el trote de la bestia negra.


- Te fui a buscar a tu casa para empezar a trabajar - me dijo mientras me miraba despectivamente - Por qué no estás allí?
- Tu no me hiciste caso cuando te dije que ninguna llave calzaba.
- Ni si quiera sabes abrir una puerta? - dijo burlón.
- Pues inténtalo tú - le dije mientras le lancé las llaves tal y como él hizo primeramente.
- Por qué lanzaste eso?
- Tú lo hiciste primero, debiste haber pensado que es me molestaría tanto como a ti.
- Si, ok. Ahora probemos la llave.

Cabalgando se dirigió hasta mi casa, la cual estaba a unos 30 metros de la suya. Lo seguí. Cuando llegamos a ella él bajó, majestuosamente, de su bestia negra. Al bajar, le dio una orden a su caballo, el cual se quedó tranquilo en su lugar.

- Veamos esto.

Tomó las llaves y comenzó a probar todas y cada una de ellas, estaba a mi lado y pude comprobar lo alto e imponente que resultaba mi tutor.
Luego de fallar, saltó como si una idea se hubiese aparecido en su mente.

- Ah, claro! - exclamó - Te di mis llaves, y yo me quedé con las tuyas.
- Como no las diferenciaste?
- Son exactamente iguales, por Dios, son casas gemelas.
- Ahora que estas acá, podrías darme un recorrido? - supliqué.
- Si te hago el recorrido, dejas tus cosas y nos vamos; si no lo hago, tienes 15 min. Para relajarte.
- Tomo el recorrido - dije triunfante.

Él, con un gesto molesto, abrió la casa. Constaba de una sala, cocina, comedor y un baño en el primer piso.


- Bueno, que te puedo decir? - improvisó - Esta casa es primera vez que la habita un polizón.
- Ah, si - intenté sacarle conversa mientras caminabamos - Me dijo Renato que es primera vez porque por primera vez eres tutor, no?
- Si - respondió con sequedad.

Subimos a la segunda planta, una habitación principal con su baño, una habitación más pequeña y una terraza. La casa, que parecía más pequeña desde afuera, era extremadamente modernista. Algo difícil de creer pensado que esto era una granja.


- Por qué tan modernista? - pregunté curiosa.
- La decoración la elegí yo.
- Ok, pero - iba a decirle que no me había contestado mi pregunta, pero me interrumpió.
- Listo, ya está tu recorrido. Ahora, hay trabajo que hacer.

Bajamos y salimos, su caballo estaba tal como antes, inmutado.

- Así que, qué haremos?
- Empezaremos con algo fácil, como ya casi anochece iremos a ver como están las ovejas.
- Donde están?
- Del otro lado, casi a la entrada.
- Eso es mucho recorrido - dije, sorprendida.
- Si, lo sé.
- Así que me tengo que montar en tu caballo? - pregunté inocente.
- MI CABALLO?! - dijo irreverente mientras reventó en risa - NO!
- Y como llegaré hasta allí?
- Parte de tu trabajo será entrenar a un caballo mientras estés aquí - aclaró - Empiezas con eso hoy.
- Y el caballo?
- Pero tu de verdad no sabías nada de eso? - preguntó al borde de la histeria - Renato no te dijo que escogieras tu caballo?
- No - respondí.
- Esto no puede ser verdad - dijo él por lo bajo - Entonces hoy seleccionarás tu caballo, mañana empezaremos.
- De cual establo?
- Del establo A, es el que tiene a los caballos inexpertos - explicó - Como no lo conoces, y ya es casi de noche, iré contigo.
- Gracias - dije, de mala gana.
- Sígueme.

Fueron, caballo y jinete, delante de mí; yo, los seguía. Me sentí de vuelta al pasado, con un príncipe espectacular y su majestuosa bestia. Tras caminar unos 5 minutos, llegamos a la caballeriza y pude apreciar unos 8 o 9 caballos.
El Sr. Vélez, aun sin bajarse de su caballo, me habló.




Christopher Velez "Summer Love"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora