En interludios

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La última vez fué en el Shopping Tres Cruces, en junio. 

Habían pasado unos meses de la penúltima ocasión y mi ausencia había sido lo más triste para ella. Coincidencia que yo también había estado muy triste... pero por otra ausencia.

Todo estaba igual a como lo habíamos dejado, en la superficie, no podía sentirme con tanta suerte.  La charla se dió de manera natural mientras  estábamos sentados en un murito, que ya no existe. La nueva fachada del tres cruces empezó a distorsionar la imagen al punto de que solo recuerdo el color del ladrillo, de su ropa, el moño rosado y la inquietud de sus piernas. Recuerdo como hacíamos el esfuerzo por ir despacio en algo que desde el principio había tomado un atajo.

En el momento en que entrecruzamos las piernas ya era verano de vuelta, el frío de esa noche dejó de percibirse. Una vez más, decidió renunciar a su orgullo.  Y nos mentí a los dos. Nos hice creer que todo podía volver a ser como Diciembre.

¿Cuánto duró? ¿Dos semanas?

Habían pasado unos meses de la última ocasión y mi ausencia... ¿Qué habrá significado mi ausencia? Yo habia estado muy triste, por su ausencia.

Una vez más, renuncié a mi orgullo. ¿Cuál orgullo? No podía sentirme con tanta suerte.

¿Me mintió o nos mentimos? La cuestión fué que me creí que todo podía volver a ser como Febrero.

¿Cuánto duró? ¿Dos semanas?

Ahora los dos estábamos tristes, ella (nuevamente) por mi ausencia y yo (nuevamente)... por la ausencia de otra.

(Junio/XXXX)

DiaposimiasWhere stories live. Discover now