¡Genial! Se me había ocurrido decirle eso a la directora. Pero no me culpen, eso mujer me pone los pelos de punta.
«Ella es tan bonita y joven pero te doy la razón, cosa que no voy a hacer muy a menudo. Sus ojos son... atemorizantes. ¿Cómo hacen para soportarla? Y por cierto su oficina es muy... Muy...».
Colorido y decorativo. Ya lo sé y diciendo eso no me ayudas mucho, Amara.
Ahora ya no me encontraba en el despacho de la directora para saber que quería el Sr. Caffrey de mí. Si no, que también me encontraba por haberle 'hablado' mal a la cosa-persona de Crabgrass. Es totalmente injusto. Fue ella la que invadió mi espacio personal, no yo. Y también la que me examinaba como si fuera un nuevo juguete que le llevaron sus padres a casa o alguna clase de experimento científico. ¿Cómo creen que me he sentido al respecto? No a todos les gusta ser el centro de atención y que los miren tanto. Y pues como era de esperarse, yo soy una de esas personas. Y obviamente me sentí alterada, espuesta y fuera de mí.
«Vamos, Callie, yo solo intento hacer que te sientas bien, Y decirte eso me parece gracioso. Por lo tanto esperaba que al decirte que me imaginaba su oficina más como del tipo calabozo que el del tipo princesa de Disney».
En ese caso, no estoy para bromas. Puedo sentir la tensión en el aire y estoy fuera de mis cabales. Me disculpo si no puedo diferenciar lo gracioso de lo serio. Probablemente en estos instantes o me río o me transformo en draken por el nerviosismo. Aunque ahora que lo pienso, la segunda opción no es tan mala después de todo. Si me convierto tal vez pueda salir volando de aquí. Si es que puedo hacerlo.
«No creo que sea buena idea. No puedes desplegar tus alas en este espacio tan reducido. Vas a hacerte daño».
Rayos. Tienes un buen punto. Pero no pienso darme por vencida. Esa hija de su santísima madre se trae algo en manos, Amara. Algo que tiene que ver conmigo. Lo presiento.
Miro mi teléfono celular para revisar la hora. ¡Santa madre! Ya eran las dos y media de la tarde. Que rápido se ha pasado el día. Entre la pequeña drakiner, mis amigos, mi hermana, la reunión de selección de las especies, la perra de Victoria, los Caffrey y ahora la temida directora Crabgrass, el tiempo se fue volando.
—Bueno, señorita Newton ¿qué es lo que va a decir en su defensa?
—No tengo nada que decir en mi defensa. Usted se lo merecía. Vuelvo a repetir, usted estaba invadiendo mi espacio personal, mi burbuja. Se lo ganó. Yo no soy ninguna clase de experimento que pueda analizar solo porque ahora soy de una raza poderosa y bla, bla, bla. No me importa lo que piense. No voy a ser castigada.
—¿Cómo tienes la...
—Dafne, tranquila. La chica se va a enfadar y todavía no sabe utilizar bien los poderes que tiene. Puede hacerle daño a alguien —me tensé con solo esa voz. Algo se traía en manos para que me defienda tanto.
—No necesito de su ayuda —le dije groseramente—. Puedo defenderme por mí sola. Sé que solo me ayuda porque algo quiere.
—Callie, escucha...
—No te voy a escuchar. Siempre tengo que escuchar pero nunca me escuchan a mí. Nunca saben lo quiero decir o lo que digo porque no quieren hacerlo. Estoy harta de esto y harta de esta estúpida escuela a la que no he debido venir en primer lugar. No me sirvió ni mierda —exploté.
—Controla tus palabras, Newton —me reprochó la directora.
—Yo hablo como se me venga en gana.
—Rule —llamó el Sr. Caffrey a su hijo.
Lo que me faltaba. Tener a otra persona que esté en mi contra. ¿Es que nadie entiende por lo que estoy pasando?
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Draken (El canto de los dragones #1) [EN REEDICIÓN - PAUSADA]
FantasyCréditos de portada a: @charly_suicideath Esta historia está protegida por Safe Creative. Código: 1401209866562 Fecha 20-ene-2014 20:25 UTC Licencia: Todos los derechos reservados.