Capitulo 1: ''Geriátrico''

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18 de septiembre

     Mi vida ha llegado a su fin. Preferiría estar muerto. Me han condenado a trescientas horas,¡trescientas!, ¿puedes creerlo? de servicios comunitarios. Es una injusticia. Con los terroristas y los asesinos suelen ser más condescendientes... 

Pero esa maldita jueza me odió desde el primer momento. ¡Ni me dejó abrir la boca! Ahí sentada, lo único que hacía era mirarme fijo por encima de aquellos horrendos anteojos con armazón de carey. Dijo que estaba harta de los niños ricos y malcriados, queriendo encajar y que juegan con las personas de esta comunidad como si fueran muñecos que pueden manejar a su antojo y que, por lo tanto, iba a sentar un precedente conmigo, que yo me convertiría en un ejemplo. Ésas fueron exactamente sus palabras. ¡Santo Dios! Cualquiera habría creído que robé la Constitución o la Campana de la Libertad en lugar de un miserable reloj de oro. Traté de explicarle que sólo fue una travesura, que en realidad tenía intenciones de pagarlo. Pero ella se negó a escucharme. Y como si todo eso hubiera sido poco, mis padres me quitaron la licencia de conducir. Conclusión, ahora no puedo usar mi auto. Es una injusticia. Jamás he robado nada en mi vida y, la única vez que lo hago, me pescan. No puedo creer que esto sea verdad. Mi último año de la universidad desperdiciado... No puede haber nada peor.

La estridente campanilla del teléfono quebró el silencio. SeHun dejó sus audífonos y arrancó el auricular de la horquilla antes de darle la oportunidad de que volviera a sonar. Considerando la suerte que lo había acompañado en esos últimos tiempos, si sus padres recordaban que tenía una extensión en su cuarto, podían ser capaces de sacarle también eso.

― Hola. ¿Cómo te fue? ― Le preguntó Baekhyun, su mejor amigo.

― Peor, imposible. La jueza me odió desde el primer momento. Ni siquiera se dignó escuchar mi versión de la historia.

— ¿Jueza, dijiste?

― Sí, era una mujer, aunque no exactamente lo que se dice un modelo de dulzura, suavidad y comprensión. ― Suspiró. La parte que seguía no iba a resultarle sencilla. Si bien Baekhyun era su mejor amigo, no cabía duda de que se pasaría la mitad de la noche llamando por teléfono a Dios y a María Santísima para contarles la novedad con lujo de detalles. La razón de su vida era ― además de comprar eyeliners ― los chismes.

― ¿Y bien? —lo urgió Baekhyun, impaciente—.Habla de una vez. ¿Cuál fue la sentencia? ¿Te dieron libertad condicional?

― Ojalá. — SeHun frunció el entrecejo. — Me condenaron a trescientas horas de servicios comunitarios.

— ¿Servicios comunitarios? — exclamó su amigo, horrorizado —. Pero es una locura. Es tu primer delito. No puedo creerlo. Todo el que te conoce sabe que no eres un ladrón.

— ¿Por qué no tratas de convencer a la jueza de eso? — Sin embargo, SeHun se sintió agradecido por el voto de confianza de su amigo. Esa mañana, durante el tiempo que estuvo en el estrado, soportando la mirada penetrante de la jueza, se había sentido como un delincuente. Fue espantoso. Por cierto, la peor experiencia de su vida.

— Santo Dios — continuó Baekhyun —. ¡Trescientas horas! Qué aburrimiento. Eso y comprar ropa con mi abuela es lo más aburrido en el mundo. . — ¿Y qué pasa entonces con el entrenamiento? ¿Y con la comisión de decoración para la fiesta de ex alumnos? ¿Y tu vida social?

— Según la jueza de minoridad Kwon BoA, no la necesito. — La furia se incrementó, SeHun quería golpear a alguien ahora mismo. — Además, van a asegurarse de que no la tenga.

— Oh, Dios, pobrecito — murmuró Baekhyun compasivo —. Ya estás en séptimo semestre. El único que se disfruta de verdad en la universidad.

No me olvides -[Chanhun/Kaihun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora