Jorge el desventuras

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Hoy Jorge caminó de su trabajo a su casa;
se encontró una iglesia a la que nunca había entrado,
al ver por un ventanal pudo ser cómplice de un monaguillo que robaba de las ofrendas, y sólo pensó en lo afortunado que era al no ir a esa iglesia.

Caminó un poco más, y vio un callejón al que nunca había puesto atención,
fue testigo del frío que pasaban las personas sin hogar, y sólo pensó en lo afortunado que era al tener un techo.

Siguió caminando, y se adentró en un barrio pobre del que nunca había oido;
se compareció de los niños descalzos que vio jugar entre calles sin asfalto, y sólo pensó en lo afortunado que era de haber crecido en una familia acomodada.

De tanto caminar, Jorge se perdió, pero sólo sacó su celular inteligente e ingresó su dirección; pensó en lo afortunado que era de tener un buen sueldo.

Sin embargo, seguía en ese barrio pobre donde los niños no tenían zapatos, y le robaron.

Y Jorge sólo pensó en lo desafortunado que era, y lo mucho que la vida lo odiaba.

Y en otro lado, Alberto pensaba en lo afortunado que era al tener ese celular, y que si lo vendía tendría dinero para los pañales de su hija.

Aleteos de polillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora