—Puedes dormir en mi cama — explicó el chico, recogiendo a la rápida las prendas que iba encontrando a su paso y que parecían desperdigadas por todo el apartamento —. Yo tomaré el sof...Su animada exposición se detuvo al descubrir descorazonado que ese lindo sofá desplegable que había comprado en una venta de garaje, no hacía ni dos meses, estaba completamente empapado.
La tragedia no era para tanto, solo debía estrujarlo, esperar que se secara y enviarlo a lavar. Aun así hizo un pequeño berrinche ante la mirada atónita de su invitado.
No podía llamar a Al para reclamarle por no haber reparado la gotera, porque su jefe apagaba el móvil por las noches luego, resignado, cargó el chorreante sofá azul hasta el baño. A su regreso encontró al rubio trapeando el piso. Pero lo que más lo impresionó del chico fue que se disculpara por haber entrado a su cocina sin permiso en busca de la mopa.
Se las vio negras para contener un suspiro. No había duda, cuando hicieron a Thomas rompieron el molde, lástima que no se lo pudiera quedar.
—Lamento lo del sofá, yo... podríamos... —sugirió, como de manera casual, cruzando los dedos mentalmente— dormir juntos. Si no te molesta, desde luego. La cama es vieja, pero el colchón es muy cómodo.
Su improvisado huésped lo observó de pies a cabeza y, con el rostro rojísimo de rubor, aseguró que, si no era inconveniente, se acomodaría en la bañera.
—Lo siento, es una ducha simple, no tengo bañera. Pero te aseguro que no ronco —bromeó, para aligerar la situación.
El rubor del chico alcanzó hasta sus orejas.
—¿Yaceré contigo como un hombre con una mujer?
Bill tuvo que aguantarse la risa que le sobrevino, iba a tener que acostumbrarse al particular lenguaje del chico.
—No, Thomas. Solo usaremos la cama para dormir.
Tras la aclaración, el chico pareció conforme y regresó la mopa a la cocina.
Bill hurgó en su armario en busca de uno de sus pijamas. Una parte suya —no precisamente la cotilla— moría por verlo usando ropa "normal".
El chico —algo contrito tras explicar que estaba agotado por el largo viaje, eso aunado al frio que le calaba los huesos— pidió prestada la ducha. Bill aprovechó de prepararle leche caliente.
Puso el vaso sobre la mesita de noche y se metió al baño a dejar un par de pantuflas, no contaba con que el chico se diera duchas más breves que él y lo pillara ya vistiéndose.
—L-lo siento. ¿N-necesitas algo? —balbuceó, mientras sus ojos vagaban libremente por el trocito de piel que aún estaba al descubierto y que el rubio se apresuraba en cubrir, abotonando la camisa del pijama.
Ignoraba qué tipo de trabajo realizaba el chico en la granja de sus padres para tener ese abdomen tan marcado. Un fino caminito de vellos rubios bajaba directamente desde el ombligo hasta perderse bajo el pantalón del pijama.
El rubio se sonrojó nuevamente ante el descarado escrutinio de Bill, no le dijo palabra, pero carraspeó y se apresuró en doblar la ropa mojada que se había quitado.
—Dame eso, la pondré en la lavadora y estará lista para mañana. —ofreció, para romper la incomodidad del momento.
Se lamió el labio inferior casi sin darse cuenta, preguntándose cuantos de sus afiebrados pensamientos se considerarían pecado en la pequeña comunidad de dónde provenía el chico.
Quizá compartir la cama no fuera tan buena idea después de todo. Tendría que dormir vuelto hacia la pared.
Pero Tom concibió una solución mucho más drástica, puso una almohada en medio de la cama, a guisa de separador.
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Candy's Crush
FanfictionEste fic participó en el Concurso Reto Cliché del grupo "Autores de fanfics", cuyas premisas eran: Por situación "x", los personajes son forzados a compartir habitación/cama/casa, Amor no correspondido, El fic debe empezar In media res. La historia...