Me llaman J
Han DaeSook no entendía lo que estaba pasando.
Horas atrás se encontraba entre la suavidad de las sábanas, agotado tras un duro día en el trabajo. Y, ahora, atado a una silla en un lugar desconocido, aguantaba las ganas de orinar.
Aún en su pijama de seda india y en pantuflas, DaeSook miraba con una mezcla de curiosidad y miedo al hombre que de espaldas tarareaba una melodía irreconocible mientras limpiaba unos utensilios. Si no fuera por las ganas horribles que tenía de orinar y lo incómodo que se encontraba en esa situación, hasta reconocería que la melodía era pegadiza.
Los minutos pasaban con una lentitud exasperante y su secuestrador, parecía que se había olvidado de él inmerso como estaba en la tarea de limpiar—de manera meticulosa—sus artilugios de metal.
Aburrido de esperar, DaeSook se encontró a si mismo tarareando en voz baja a la vez que el secuestrador. Lo bizarro de su situación le hizo sonreír y en ese momento, una gota espesa de sangre a medio coagular le resbaló desde la nariz hasta acabar deslizándose por su cuello dejando un rastro pegajoso a su paso.
Asqueado a pesar de ser su propia sangre, hizo una mueca de desagrado y se aclaró la garganta. Al ver que no era escuchado, se relamió los labios. Otra mueca de disgusto partió su cara, esta vez le siguió una arcada ya que, al humedecerse los labios, el regusto metálico de la sangre invadió su lengua. Sabía que iba a vomitar de un momento a otro si no se limpiaba la sangre, y de paso, necesitaba taponar la hemorragia nasal que le había provocado el secuestrador.
Un escalofrío recorrió su espina dorsal al recordar como nada más abrir la puerta de su casa se encontró con la oscuridad absoluta de la noche seguida de un potente puñetazo directo a la nariz que le hizo ver las estrellas. DaeSook odiaba las cosas sucias—especialmente la sangre—y allí atado, aguantándose las ganar de orinar y empapado en sangre rancia, lo estaba pasando realmente mal.
Apretando las piernas para que no se le escapara ni una gota, se volvió a aclarar la garganta. Esta vez pareció que se dio por aludido y DaeSook respiró aliviado olvidándose de quién era ese hombre al imaginar que pronto acabaría de estar lleno de suciedad.Andando con pasos lentos y potentes, el secuestrador salió de entre las sombras con una sonrisa en los labios. DaeSook se quedó sin palabras. Atado a esa silla con fuertes y dolorosos nudos y con una nariz lo más probable que partida, se imaginaba que su secuestrador iba a ser un hombre imponente de constitución robusta y extremadamente fuerte. Avergonzado de su propia debilidad miró con condescendencia y sin rastro de su anterior miedo al joven que se encontraba ante él.
—Necesito un pañuelo y que me desates para poder limpiarme, no soporto estar lleno de sangre—El joven le sonrió y DaeSook se preguntó cómo alguien con una cara tan inocente pudo dejarlo prácticamente K.O. Con pasos seguros acortó la distancia que los separaba y acercó su cara a la suya. Intimidado por la falta de espacio, intentó echarse para atrás, pero al estar atado sólo consiguió que las rasposas sogas le hirieran más. El pijama de seda no era que protegiera mucho contra rozaduras.
En ese momento DaeSook echó de menos sus viejos pijamas de lana que mandó tirar a incinerar a la ama de llaves aquella mañana.
—Por supuesto—contestó con una voz suave su captor. Aliviado, DaeSook iba a abrir la boca, pero todas sus ganas se fueron a la vez que el color de su cara cuando con una mano fuerte, le cogió de su escaso pelo y tiró con brutalidad de su cabeza para atrás.
Un quejido abandonó su boca y con ojos inundados de terror miró a su ahora muy amenazante agresor.
—Por supuesto que te daré un pañuelo—repitió éste—pero, ¿no sería estúpido que te limpiaras ahora si luego vas a acabar aún peor?—preguntó con un deje de diversión en su voz que ni siquiera se molestó en ocultar mientras le enseñaba uno de los extraños objetos que anteriormente se encontraba limpiando.
ESTÁS LEYENDO
Mercilessly |JK|
FanfictionHacerse con el nombre de un muy buscado criminal nunca había sido algo difícil para Song EunJi. Sobre todo si había grandes cantidades de dinero de por medio. Pero todo cambia cuando un insolente, y muy guapo, desconocido se mete en su camino hacia...