Que sean de mango.
Song EunJi se encontraba confusa.
Allí, parada en frente del expositor, se devanaba los sesos sin saber cómo afrontar la situación que tenía ante ella.—Entonces, ¿dices que los de mango están igual de buenos que los de fresa sólo que son más dulces?
—Sí señorita, eso es exactamente lo que le llevo diciendo los últimos veinte minutos—tras el mostrador, el hombre lanzando un quejido de exasperación la miró con mala cara. La chica se inclinó pensativa sobre el cristal para poder tener una mejor vista. A sus espaldas, la cola era cada vez más grande y las protestas e insultos entre dientes eran cada vez más fuertes. Sin embargo, EunJi hacía caso omiso de esto absorta como estaba en la difícil tarea de decidir de qué sabor comprar los pastelitos de arroz.
—Los de fresa ya sé que están buenos, los de mango son nuevos y edición limitada…me gustan las cosas dulces.
—Si quiere, puedo darle uno de mango si eso le ayuda a decidir—desesperado, el dependiente le ofreció una caja entera. EunJi lo miró con desconfianza, pero aún así, cogió uno. Dándose su tiempo para saborear el pastelito, la chica cerró los ojos relamiéndose los labios.
—Qué dulce…
—Entonces, ¿los va a comprar?—preguntó esperanzado.
—Sí, claro que sí. Estaban muy ricos—respondió con una sonrisa. Toda la gente que se agolpaban a sus espaldas pareció que exhalaban a la vez un suspiro de alivio.
—¿Entonces se los envuelvo?—preguntó el hombre con una sonrisa señalando la caja de los pastelitos de mango. Confusa, Song EunJi lo miró con extrañeza.
—Sí, pero los de fresa. Nunca dije que quería los de mango señor—aún sorprendido, el pobre hombre no se dio cuenta de cuando la chica le arrebató la bolsa de la mano y dejó un puñado de dinero en el mostrador.
A su paso hacia la salida, multitud de pares de ojos se le quedaban mirando con estupor, incluso algún que otro mal comentario se escuchó en la tienda. De todas formas, como llevaba demostrando desde que llegó a la pastelería, EunJi ignoró todo eso y salió al exterior con su caja de pastelitos de fresa y una sonrisa satisfecha en la cara.
Fuera, las ajetreada calles de Seúl, llenas de gente por todos lados y en todas direcciones la engulleron. Cerró los ojos ante la reconfortante sensación de vida que le venía al escuchar el ensordecedor ruido de miles de palabras y motores.
EunJi recordó entonces cómo en su pueblo natal tanto ruido era imposible de concebir, y una vez más recordó que por esa misma razón se había marchado. Ella necesitaba de emociones fuertes para sentirse viva y que formaba parte de este mundo.
Y qué mejor lugar que la ciudad metropolitana de Seúl, dónde negocios, pasión y crimen se entrelazan entre sí dando ese tinte tan atractivo al lugar.
El sonido de su móvil la sacó de su ensoñación. Frunciendo el ceño lo sacó del interior de su gabán negro, pero dicho ceño desapareció al leer el nombre que aparecía en la pantalla.
Con una sonrisa deslizó el botón de descolgar.
—Pensé que estabas muerto. ¿Qué ha pasado para que salieras de tu silencio?
—Necesito tu ayuda—ante el tono serio, la sonrisa en el rostro de EunJi desapareció dando lugar a una cara inescrutable.
—De manera profesional.
—Sí, no quería llegar a esto, pero necesitamos de tus servicios.
EunJi soltó un suspiro y sin una pizca de apetito se apoyó sobre el escaparate de la pastelería. Miró con fastidio su postre y se concentró en la conversación.
—Sabes que pese a que somos conocidos tengo un precio, ¿verdad? Y no te mentiré, uno muy alto.
—Tenía la esperanza de que me hicieras una bajada—divertida, la voz al otro lado de la línea soltó una risa ronca.
La joven cerró los ojos ante ese sonido. Hasta ahora, no se había dado cuenta de cómo lo echaba de menos.La sonrisa volvió a su cara y un hormigueo subió por las puntas de sus dedos.
—Puedo hacerte una rebaja. Ya sabes, por ser un viejo colega de profesión, V.
Un silencio se hizo paso a través de la línea.
—Gracias. Te recompensaré con pastelitos de arroz. Creo recordar que te encantaban.
—Que sean de mango.
Un gruñido cómo afirmación dio fin a la conversación. Con el teléfono aún en la oreja, EunJi miró el cielo gris y nuboso.
Sí, definitivamente por cosas como estas era que se había mudado.
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Mercilessly |JK|
FanfictionHacerse con el nombre de un muy buscado criminal nunca había sido algo difícil para Song EunJi. Sobre todo si había grandes cantidades de dinero de por medio. Pero todo cambia cuando un insolente, y muy guapo, desconocido se mete en su camino hacia...