En mi familia tenemos la costumbre de decir esta frase cuando fallece alguien, cuando meten preso a algún político, o cuando nos comemos un chocolate de la alacena: ¨Uno Menos¨.
Me encuentro escribiendo este relato unas horas después de que llegara al celular de mi papá una llamada, mientras yo me encontraba pendiente de que llegara la misma. Obviamente que como se puede imaginar esa llamada no traería una buena noticia. Al ver de quién provenía la llamada mi papá solo tuvo que hacer una mueca para que yo supiera que había pasado lo que creía.
Había fallecido alguien cercano.
Ahora es cuando procedo a explicar mi tesis.
Cuando una persona es buena, cuando se vuelve parte de tu alma, de tu corazón, que cuando escuchas su nombre sonreis, que te emociona, uno hace lo posible por mantener esa imagen en tu corazón. Sientes la obligación de hacer que ese recuerdo perdure hasta el último de tus días. Que nunca muera. Y como buen ser humano lo haces. Lo mantenes en el rincón mas intimo de tu mente.
Muchas veces, esas personas se vuelven malas. Te decepcionan. Te hacen daño. Y antes de que ese recuerdo hermoso se vuelva feo, matamos sentimentalmente a esa persona. Dejamos de sentir algo por aquel que era nuestro mundo. Que lo era todo.
Yo fui dentro de mi cabeza el asesino sentimental de aquella persona. Y es hoy, cuando lloro . No por la muerte de su cuerpo la cual tuvo lugar el día de hoy. Lloro por aquella muerte que ocurrió hace años. Mientras que a la muerte corpórea le dedicó una cara seria acompañada de "Uno Menos".
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Mi realidad escrita por mi
Non-FictionMe decidí a escribir situaciones de mi realidad agregándole un análisis por lo menos curioso