Isla Mele Mele, casa del Profesor Kukui...
Si pudiera decirte lo que está pasando en Alola en estos momentos, sería ver a un chico despertando después de su décimo sexto cumpleaños. Ash abrió tarde sus ojos ese día, y después de un majestuoso bostezo, se cambió de ropa y salió de su habitación. Justo en el primer descanso de la escalera, Pikachu acompañado de Rockruff y Stufful, seguidos de cerca por un Skitty y un Piplup, corrían escalones abajo al laboratorio. Se hubiera sorprendido de no ser porque May y Dawn se encontraban en Alola de vacaciones, lamentándose al pensar en el desastre que harían, dejándose caer en la silla del comedor de la cocina, resignado a tener que arreglarlo antes de salir a entrenar.
—Pareces aburrido. ¿No dormiste bien?
—No es eso —respondió, concentrándose en su plato de huevos con tocino y pan tostado, que Kukui había dejado para el—, cuando juegan los pokémon parece que pasa un huracán por aquí.
—Ah... ya veo. Entonces te ayudaremos.
—Tranquila, prometí que... —Al reconocerla, se atragantó con un pedazo de pan de la sorpresa.
—¿Estás bien? —preguntaron May y Dawn, sin esforzarse demasiado por ocultar lo socarrón en sus voces.
—Antes de que preguntes qué hacemos aquí, nos aburrimos y vinimos antes del hotel. —aclaró la chica de cabello azul.
—Ah. —Fue lo que alcanzó a decir tras recuperarse de su casi inminente muerte.
Cuando lavaba los trastos, por un instante parecía que la energía de la habitación se concentraba solamente en él. No podía ignorar el hecho de que alguien lo miraba con mucha insistencia, esperando que rompiera el incómodo silencio, y de no ser porque estaba acompañado, hubiera jurado que era un pokémon fantasma con alguna artimaña en mente.
—Oye Ash —soltó Dawn por fin—. ¿Qué piensas de Serena?
Ante esa pregunta, se le puso la piel de gallina y su corazón latía más rápido, parecía que tenía un tambor en su pecho.
—Pues... que es mi amiga.
—Ajá, aparte de eso —insistió, mirándolo fijamente—. ¿No hay algo más?
—No. Bueno... no estoy seguro en realidad.
—«¡¿Y si lo mato ahora?!». —A juzgar por la expresión de Dawn, se encontraba al borde de un brote psicótico. En cualquier momento se transformaría en un Incineroar.
—Entiendo —añadió May apresurándose a intervenir. La maestra de concursos convirtió su mueca de decepción en una sonrisa deforme—. Ash, ¿recuerdas cuando hablamos hace algunos años en el Lago May y mencionaste el amor?
—¿Qué hay con eso?
—Bueno, es hora de que lo entiendas —dramatizó su amiga, alzando el dedo índice con expresión muy seria, mientras Dawn afirmaba con la cabeza—. El amor es... «como puedo decirlo en español». Cuando te sientes distinto al estar con esa persona especial para ti. Quieres verla feliz y sientes la necesidad de protegerla.
—Mmm. —masculló el azabache como si entendiera, provocando sonrisas en el rostro de sus amigas.
—¡Es lo más bello que hay en este mundo —Siguió hablando entre suspiros. Sus pupilas tomaban la anormal forma de corazones—. Sientes Beautiflys en el estómago y quieres compartir con él o ella todo el tiempo del mundo. ¿Entiendes lo que quiero decir?
—Sí. —«Bueno... eso creo».
—«¡Tú puedes May, ya casi!». —Dawn estaba totalmente emocionada y al borde de chillar.
ESTÁS LEYENDO
En tus Zapatos
FanfictionTras cumplir dieciséis años junto a viejos amigos que disfrutan sus vacaciones en la región de Alola, Ash Ketchum comienza un nuevo día en casa de Kukui, acompañado de su inseparable amigo Pikachu. Esa mañana, tras ser salvado de las garras de May y...