Reencuentro

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Ya no sentía nada.
Podían golpearme y no dolia.

Creí que todo estaba perdido, que había olvidado todo lo que enseñaste hasta que nuevamente sonreiste.
Siempre me gustó tu sonrisa, más esa era diferente.
Brillaba tanto o más que siempre y era especial porque era solo para mi.

Cuando superé esa sonrisa no puede evitar caer en el hermoso verde de tus ojos, que aún brillaban más.
Era el mismo verde del cesped de aquel parque, donde nos reunimos por primera vez.
Ahí jugamos como un par de niños, que no tienen nada mejor que hacer pero lo disfrutan al máximo porque así son ellos.

Sólo puedo darte más de lo que pidas, ya que si alguien se merece algo así, sólo puedes ser tu.

Sonreír hace bienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora