El día amaneció, el Sol se asomaba en la punta del cerro y los chapulines esperaban para recibir el Sol. Todo era normal, hasta que llegó un extraño al valle, un chapulín con alas rotas, patas chuecas y con el cuerpo rojizo.
Mientras los insectos tomaban vuelo para acudir a la asamblea, platicaban entre sí que era lo que había pasado. Algunos ya lo sabían y comentaron que a lo mejor algún mal había caído, otros más decían que era obra del diablo.
Se oían voces que decían ¡hay que matarlo!, otros decían ¡hay que quemarlo!
El jefe tomó la palabra y pidió calma: No veo porque enjuiciarlo antes de que escuchemos lo que tiene que decir en su defensa. Entonces pidió que el extraño hablara. Y así lo hizo el extraño:
Chapulines de este valle, no estoy aquí porque haya querido, estoy aquí porque huyo. Quiero decirles que yo era como ustedes y vivía feliz en un valle con mis hermanos, hasta que apareció el hombre con sus bestias de hierro y nubes de muerte. Desde entonces no hubo paz ni tranquilidad.
Ahora ya no soy igual que ustedes, mis patas son disparejas, mis alas son quebradizas, ya no puedo volar como ustedes lo hacen, pero afortunadamente todavía vivo. Quiero decirles que soy el último del valle. Luchamos para tratar de convencer a los hombres de que no usaran plaguicidas y químicos. Nuestros alimentos desaparecieron y fueron remplazados por imitaciones baratas.
Tratamos de convencerlos cantando por la mañana, al medio día y por la tarde; pero no pudimos convencerlos. Algunos humanos de buen corazón trataron de salvarnos, pero los llamaron locos, los encarcelaron y a muchos los mataron.
Me quedan pocos días, pero moriré contento de haber prevenido este valle y muchos más por los que he pasado. Solo les pido a ustedes que se defiendan. Es todo lo que tengo que decir, Gracias.
Y así, el chapulín rojo tomó su camino a otro valle para prevenir los horrores que se avecinaban.
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El Último Chapulín
FantasyFabula donde un chapulín maltrecho va de valle en valle advirtiendo a sus habitantes del ser humano.