Capitulo I: El Reino del invierno

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Al sur, a muchos kilómetros de distancia del pueblo del bosque. Se ubica un reino cubierto por la blanquecina nieve; El Reino del invierno, un lugar donde casi todos los dias nieva, arropando los caminos y casas con una tela de color puro. Rodeado por montañas que ciñen sus dominios. En el centro, donde el sol aflora sus brillantes paredes por causa del hielo, resplandeciendo cual diamante en bruto; el majestuoso mounstro colosal arquitectonico cubierto de escarcha helada, se porta mayestático ante los dichosos ojos de los extrangeros que llegan a visitar el lugar. Quedando absordos por la belleza del panorama.

Dicho reino es gobernado por un Rey de figura imponente, temido por aquellos bajo su fria ala. Este Rey es conocido por su falta de empatia ante sus subditos, inclusive su propia familia. Un hombre cruel y despiadado. Esclavo de una eterna obseción de añoransa por más poder.

Hace un tiempo, uno de sus caballeros le ha contado sobre la famosa leyenda: Una Diosa poseedora de raros pero tentativamente útiles poderes para él. Desde ese momento busco mucha más información sobre esa Diosa, pero para su desgracia nadie sabia ni daban certeza que si esa leyenda era verdad o no. El rey se molestó por no saber si la leyenda de la Diosa era real o solo una simple fantasía de aquellos que dicen haberla visto. Estaba irritado.

---Entonces, ¡¿no sabes si esa leyenda es verdadera o no?!--- Exclamó un muy furioso rey a uno de sus sirvientes. Pues hace un par de meses habia mandado a varios de sus lacayos a recopilar información sobre el tema que lo mantenia desesperado.

---Lo-Lo siento, mi-mi señor...estuve hablando con aquellas personas que dicen haberla visto, pero no podemos confiar de ellos---Dijo el pobre sirviente a punto de un colapso nervioso, debido a la penetrante mirada de su monarca.

---¡NO QUIERO ESCUCHAR TUS EXCUSAS, MEJOR VETE ANTES DE QUE TE MANDE A EJECUTAR!---Gritó encolerizado. Recostandose más sobre su trono, posó su codo en el apoya brazos* llevandose una mano a la cara en señal de inconformidad, suspirando sonoramente y con pesadez.

---Como ordene mi rey...---Este hizo una reverencia antes de salir de la habitación, sin alzar la cabeza, viendo al suelo.

---Disculpe mi señor---Habló un joven caballero, atrayendo la atención del rey---pero el príncipe está aquí--- Le informó con seriedad.

--- !Oh!, bien déjalo pasar--- Ordenó el rey enderezandose en su lujoso trono.

La puerta se abrió dejando ver a un apuesto joven de aspecto peculiar, pues, su cabello era partido a la mitad; El lado derecho era blanco como la nieve y el izquierdo de un intenso rojo igual al de su padre. El príncipe dio un par de pasos, quedando en el centro del gran y elegante salón.

---Dime, ¿ para que me llamas?---Preguntó el joven de ojos heterocromaticos con uno tono de voz tan frio como sus tierras.

---Creo que ya sabes sobre esa famosa leyenda---No era una pregunta, era una afirmación.

---¿Sobre la Diosa del Bosque?, Si la he oído de uno de mis sirvientes, Dime ¿Es eso por lo que me llamastes?---Claro que lo sabia, de eso era lo unico que hablaba su padre.

---Si, quiero que vayas y me traigas a esa Diosa---

---¿Porque no mandas unos de esos sirvientes tuyos?---Le pregunto hastiado.

---Ellos no sirven para nada, será mejor que vayas tú y llevate a uno de tus sirvientes más leales, quiero a esa Diosa entre mis manos--- Una sonrisa malisiosa y una mirada cegada por el poder prevalecian en el rostro del terrible Rey.

El príncipe no dijo nada más, giro sobre sus talones abandonando el lugar. Shoto debía admitirlo, tambien tenia curiosidad sobre esa Diosa; en el lago en sí, pues, el tenia sus propios intereses. Aceptaria lo encomendado por su padre, él tambien investigaria. Estaba decidido.

(...)

Antes de que comenzará su viaje, el príncipe decidio ir a ver a su madre a su habitación.

---¿Madre como estas?--- preguntó con un tono suave y preocupado. Relajando su expresión, pues solo con su madre y hermana se permitia ser asi.

---No te preocupes cariño estoy bien, y dime ¿Qué quería tu padre?--- La mujer de cabellos blancos le dio una radiente sonrisa. Esa sonrisa era tan cálida que lograba hacer que el frio del lugar desapareciera.

---Quiere que encuentre a una mujer,una Diosa que vive en un bosque cuidando un lago...y este lago puede curar todo tipo de enfermedad, por eso madre, se paciente te traere de esa agua para curarte de tu enfermedad---

El joven heredero se acercó a la cama de su preciada madre, tomando sus manos, estas estaban frias y muy pálidas igual que su rostro. --- Así que, por favor, aguanta un poco más, mientras traigo el agua a tí, madre. --- Suplico con un ligero temblor en su cuerpo.

Su madre cerro los ojos, su hijo era bueno y estaba feliz. Suavemente retiro una de sus manos, posandola en la mejilla de su hijo. Dejando descubiertos sus iris grises.
---Gracias, shuoto---

(...)

Después de que todoroki se despidiera de su madre, se dirigió donde estaba su leal sirviente y caballero.

---Joven amo, sus cosas ya están lista solo debe de esperar la carroza real--- hablo un joven de lentes, de postura recta y armadura impecable.

---Gracias, ¿estas listo tu tambien, iida?--- le pregunto el Joven Príncipe. Aun sentia la "cálidez"  de la mano de su madre sobre su mejilla, era tan reconfortante.

---Si, joven amo--- le respondio este. El caballero notó el breve cambio en su principe pero no dijo nada para incomodarlo. El era su leal caballero y debia comportarse como tal.

La Diosa del bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora