La Diosa del bosque

capitulo IV: La prueba de la pureza

-El primero en entrar será el príncipe todoroki-sama- dijo jirou. Observando al antes mencionado.

-¡Tenga cuidado, su majestad!- Dijo el joven caballero de lentes con energía.

Dicho esto, el joven de ojos heterocromaticos entró al bosque.

Todoroki admiraba el ambiente que emanaba el bosque, era por si, relajante. Se podía escuchar a los pajarillos cantar y se podía sentir una cálida brisa. El joven príncipe se sentía bien en ese lugar, se sentía como...en casa, eso sentía el semi albino, era una extraña sensación para él ya que en su hogar-si así podría llamarse a ese palacio de hielo- nunca se sintió así por culpa de su padre. Las unicas personas que le hacían sentir en casa; en un hogar, eran su amada madre y su querida hermana, pero eso cambio radicalmente...Su madre cayó enferma gravemente llevandola a estar postrada en cama la mayoría del tiempo, Ella ha sido visitada por muchos doctores pero ningino ha podido curar su enfermedad. El padre de Todoroki al ver que su esposo enfermó, la encerró en una habitación alejandola de sus hijos, en especial de shuoto, puesto El Rey pensaba que  haría débil a su hijo y eso era algo que no permitiria. Pero el principe se las ingeniaba con ayuda de algunos sirvientes para ver a su madre. En el castillo cubierto de hielo, los sirvientes odian al Rey por encerrar a la amaboe Reina y prohibir la visita de sus hijos. Algunos sirvientes fueron hechados del castillo y otros decapitados por desobediencia. Todoroki odia a su padre, Todoroki no quiere ser como su padre.

   

El heredero del Reino del invierno soltó un suspiro de cansancio, comenzó a observar su alrededor, donde quisiera ver habían númerosos árboles frondosos, arbustos, raíces y hojas caídas por doquier. por un momento pensó que se encontraba pèrdido pero decidió despejar sus pensamientos: tomó aire y se calmó para retomar su camino con tranquilidad.

-¿Tú amas mucho a tu madre, verdad?- Se oyó una dulce y suave voz.

El semi albino se detuvó en seco al escuchar esa voz. Shouto buscaba con mirada curiosa a la dueña de esa voz tan melodiosa. Afino su sentido del oido para escuchar de nuevo esa suave y dulce voz. Pasarón un par de segundos y nada, silencio. Total silencio. "Fue mi imaginación" pensó el príncipe un poco dudoso. Elevó su vista al cielo, apenas y podía ver las nubes, los árboles de ese bosque obstaculizaban su vista al cielo, pues eran muy altos, más de 20 metros apróximadamente. Este, siguió nuevamente su camino. Minutos después podía ver una especie de luz que salía detrás de algunas ramas, agilisó sus pasos siendo atraído por esa luz, siguió y siguió en línea recta, sin percatarse que la maleza bajaba su densidad, sin darse cuenta había logrado salir del bosque.

-¡bienvenido, su majestad!- Saludarón al unísono la gente del pueblo.

-así que, fue aprobado por nuestra señora- Dijo una joven de cabellos castaños, sonriendole al principe.

-¿aprobado?- El príncipe no entendía lo que decía esa joven de radiante sonrisa. -Disculpa, pero ¿A qué te refieres con aprobado?.

-pues nuestra señora vive en este bosque, y todo aquel que quiera entrar en el para llegar aquí tiene que pasar una prueba y esa es la "prueba de la pureza"- Explicó un señor de cabello rubio con una sonrisa - así que joven príncipe, usted fue aprobado por nuestra señora, usted, tiene un corazón noble.

"Tu amas mucho a tu madre, verdad? "

Esa voz, regresó a su mente esa pregunta. Él no sabía con certeza si esa leyenda es real o no, pero de lo que estaba seguro es de no haber imaginado esa voz. Se decidió. Èl entraría de nuevo a ese bosque y buscaría a la dueña de esa voz. No entendía el porqué de esa necesidad, pero algo dentro de su corazón le decía que tenía que encontrar el origen de esa voz y lo haría.

-¡Joven amo!- Una voz conocida para al príncipe.

-iida...-

-estoy muy feliz que se encuentre bien- Dijo con sinceridad el caballero de armadura plateada. Se acercó con una gran sonrisa frente a Todoroki, notando algo diferente en él.  - ¿mmm? ¿sucedió algo, joven amo?- Interrogó con seriedad y un toque de preocupación.

-no, no es nada- Shouto, no despegaba su vista del bosque. Podría decirse que se encontraba intrigado y atraído por los secretos que rodeaban a ese verde lugar.