Parte 1 Sin Título

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Dignidad...

Hubo una vez un pequeño lugar, llamado país, en los confines de un gran mundo, en donde se turnaban gobernantes de distintas tendencias sociales o políticas, pero todos, protegían mi dignidad.

Me nutría de alimentos, sabiduría y experiencia mientras crecía, protegido en una esfera dulce, tierna, desde donde mis progenitores me cuidaban, de muy cerca.

Desde pequeño sentía sus cantos y los podía recordar mientras me estremecía al volver a oírlos. Cantos y caricias de amor profundo y esperanza inconmensurable.

Cada día que crecía, aprendía mas en mi universo que si bien era oscuro, estaba iluminado por continuos movimientos y sonidos... todo lo que necesitaba estaba ahí. Creía ser digno de existir en este pequeño mundo oscuro pero pleno de vitalidad.

Transcurría el tiempo feliz mientras crecía y comencé a sufrir dolor y mientras escuchaba los hermosos cantos, poco a poco fui perdiendo mi capacidad de responder. Ahí estaba yo, rebosante de alegría, en mi mundo protegido, pero cada vez se me hacía más difícil estremecerme como lo hacía antes. Qué cosa desconocida me ocurre - pensaba - y mis piernas no respondían, qué ocurre con mis oídos que cada vez escuchan más silencio; que pasa con mi ser, que siento que se desvanece...

Supe de otros como yo, que durante su remota vida feliz, fueron declarados indignos de este lejano país y por tanto sacrificados junto a muchos otros que no sintieron sus vidas enfermarse o desvanecerse, sino porque estaban viviendo en un momento que no era conveniente.

Transcurrió tiempo y me pasó algo que llaman "nacer", curioso término, si yo estaba ya viviendo, desde mucho antes - ya estaba viviendo- sintiendo, escuchando y más tarde me transformé en un ser más grande, que seguía experimentando cosas, nutriéndome y aprendiendo, aunque con dificultades. Ese ser más grande en que me transformé se dedicó a escribir, con la ayuda dulce de mi madre, la misma de los cantos, ya que nací con una enfermedad que me impedía mover mis piernas y apenas podía movilizar mis dedos de las manos. Apenas puedo escuchar pero sigo feliz y sonriendo.

Sigo sintiendo el canto dulce de mi madre

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⏰ Última actualización: Nov 11, 2017 ⏰

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